Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua anima a vivir Mes de María

- Al mismo tiempo, monseñor Alejandro Goic Karmelic, invitó a la comunidad a participar en la peregrinación juvenil a Puquillay, que es un peregrinaje de fe y amor a la Virgen Santísima.

Monseñor, ¿Cuál es la importancia del Mes de María que comienza el sábado 8 de noviembre? 

En la tradición cristiano católica, el Mes de María está arraigado en el alma de nuestro pueblo, especialmente en los sectores más humildes, pero también en los sectores medios y altos, y es la expresión del amor que los hijos de la Iglesia Católica tenemos a la Virgen María. Ella ha realizado una misión única en la historia, fue escogida por Dios para ser la madre del Redentor. Por eso la Iglesia la celebra en grandes santuarios a lo largo y ancho del mundo y en nuestro país también existen santuarios con diversas denominaciones de la Virgen. Este Mes de María es un mes entero para prepararnos para celebrar el gran acontecimiento del nacimiento de su hijo Jesús. Ella aceptó la voluntad de Dios, ella vivió la voluntad de Dios y ella, con su generosidad, nos regaló al Redentor del mundo. Por eso que la Iglesia desde sus orígenes la venera de una manera especial, no le rinde culto de adoración, porque sólo se adora a Dios, en eso la escritura es clarísima, pero la madre del hijo de Dios que es la Virgen María, en la Iglesia Católica tiene un culto especial que llamamos veneración. Animo a todas las parroquias, capillas y comunidades, también hay hogares que celebran en su casa este precioso Mes de María, hay libros adecuados que se pueden obtener en la librería pastoral y que orientan la oración y reflexión del Mes de María con esa canción que desde niños aprendimos “Vamos a cantar, vamos a alabar a la Virgen María”.

 

Monseñor, además ese día se realizará la peregrinación juvenil a Puquillay ¿A qué nos convoca esta actividad?

Ya van a ser once años que se repite esta peregrinación a Puquillay. Cuando llegué a la diócesis muchos jóvenes iban a la peregrinación de Auco del Santuario de Santa Teresa de los Andes y me alegré mucho de que así fuera y así continuase, pero sentí que era necesario que hubiera un acto de expresión de los jóvenes en la misma diócesis. En ese contexto, partimos el año 2004 con la primera peregrinación y ésta será la undécima, porque me parecía importante que una vez al año, los jóvenes que participan en grupos juveniles, en  comunidades, en la confirmación, tuvieran una expresión de fraternidad, de encuentro y que pudieran allí entusiasmarse en la tarea del seguimiento de Jesús, el Hijo de María, y creo que a lo largo de estos once años se ha hecho una tradición muy preciosa la presencia de jóvenes en ese corazón de Colchagua, donde desde esa montaña se ve la belleza de nuestros valles y, desde allí, ese santuario que tiene más de 100 años es un lugar de bendición  para todos los que acuden y queremos que los jóvenes renueven allí su compromiso de amor con Jesús, con su Iglesia, con la Virgen María, imitando sus ejemplos de fidelidad a la palabra de Dios y de compromiso con los hermanos, especialmente con los que más lo necesitan. Aprovecho de hacer una invitación a todos los jóvenes que quieren participar en este peregrinaje de fe y de amor a Dios y a su Virgen Santísima.