Durante la celebración eucarística, realizada en la Catedral de Rancagua, los sacerdotes presentes renovaron sus promesas sacerdotales.
El obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto, presidió la misa de exequias, que se celebró el miércoles 3 de noviembre en la Catedral de Rancagua, donde se rezó y recordó al cardenal, monseñor Jorge Medina Estévez; y al obispo emérito de Rancagua, monseñor Javier Prado Aránguiz.
Ambos prelados fallecieron durante este tiempo de pandemia: el obispo emérito de Rancagua (1993 y 2004), monseñor Javier Prado, partió a la Casa del Padre el 23 de junio de 2020; mientras que el cardenal Jorge Medina falleció el pasado 3 de octubre.
En la eucaristía participaron laicos y consagrados y, durante su celebración, los sacerdotes presentes renovaron sus promesas sacerdotales ante monseñor Vera. Esto se realiza habitualmente durante la Misa Crismal, pero este año por las restricciones de movilidad y de reunión que hubo para Semana Santa no pudo realizarse en forma presencial, por lo que se convocó a una celebración especial.
Encuentro previo
Antes de la misa, en el contexto de la reunión mensual del clero, el sacerdote más joven de la Diócesis de Rancagua, padre Alejandro Fredes, realizó una reflexión para sus hermanos en el ministerio.
Ésta fue una reflexión sobre los consejos evangélicos, que la Iglesia como madre da a todos los cristianos. “Estos consejos son tres: pobreza, obediencia y castidad. En el fondo, la Iglesia abrió un cofre y sacó estos tesoros para nuestra vida, que se tornan tan importantes para nosotros, ya que hoy renovamos nuestras promesas sacerdotales y recordamos el compromiso adquirido el día de nuestra ordenación”, indicó el padre Alejandro.
Destacó en sus palabras el concepto de libertad personal y señaló que “la libertad tiene que ver con la disponibilidad, porque quien está disponible deja de lado su propia ocupación y se dispone a escuchar a Dios como lo hizo la Virgen María, que estuvo disponible al plan de Dios y dejó sus propios proyectos para disponer todo en bien de nosotros...en bien de la humanidad”.
Luego de su exposición, conminó a los sacerdotes presentes a pensar y reflexionar sobre estos tres consejos, determinando qué dificultades les presentan, y a orar a Dios para que les regale la perseverancia en su vida.