Palabras del Pastor

La tolerancia en el mundo de hoy

El Obispo de Rancagua señala que ante la pérdida de la capacidad de respetar las opiniones divergentes “tenemos que reivindicar el derecho a pensar diferente y tener una mayor capacidad de diálogo con los demás”.

Monseñor, ¿qué está ocurriendo en el mundo que la respuesta que se da a quienes piensan distinto es, en general, la violencia?

 Indudablemente, todos tenemos derecho a pensar diferente, es parte de nuestra libertad, de nuestra condición humana, pero hay una norma que el Evangelio nos plantea: que no hagamos a los demás lo que no queremos que hagan con nosotros; y eso supone tener un respeto profundo por la opinión divergente. Como un pensador decía “estoy en total desacuerdo con lo que tú piensas, pero daría mi vida por el derecho a defender que tú  piensas diferente”. Yo creo que esa capacidad de tolerar el pensamiento ajeno en muchos sectores se ve frenada con una intolerancia increíble, que ha llegado a extremos como lo que hemos podido comprobar en las últimas semanas con el asesinato terrible de periodistas en Francia. El mundo está perdiendo la capacidad de respetar y comprender las opiniones divergentes y los que tenemos una visión humanista y, mucho más, los que tenemos una visión cristiana tenemos que reivindicar el derecho a pensar diferente y tener una mayor capacidad de diálogo con los demás.

 

¿Cuál sería el camino que nos propone el Evangelio ante estas situaciones?

El Evangelio nos propone el camino de buscar la verdad, pero respetando la opinión contraria. Creo que lo que pasó en Francia es horrible y todo el mundo rechaza esa violencia y ese crimen terrible, pero también cuando se hiere los sentimientos religiosos más profundos, como son en este caso al mundo musulmán, sin duda que tienen ellos expresiones diferentes como también nosotros los cristianos, la mayoría son moderados, pero también hay algunos que tiene una actitud más belicosa ante la herida de estos sentimientos religiosos. También en el mundo occidental muchas veces hemos menospreciado a otros mundos y a otras religiones y eso trae en algunos sectores la violencia, como lo que hemos vivido en Francia. Para un creyente los sentimientos religiosos son fundamentales,  y esta publicación, en virtud de una libertad de prensa, que sin duda defendemos, ha ofendido los sentimientos de la creencia islámica y también de cristianos con caricaturas que ofenden a miles y miles de cristianos que creemos en la santidad de Dios. Por eso el único llamado que el Evangelio nos entrega es que tengamos la capacidad de tolerar los pensamientos diferentes: en política, religión y otros campos de la vida humana como la única acción posible de vivir en paz y evitar actos de violencia como los que vemos, no sólo de grupos fundamentalistas musulmanes, sino también de otros tan terribles como aquellos, pero de los que se habla menos.