Palabras del Pastor

“El misterio de la Trinidad es un misterio de amor, comunión y compromiso”

- Al celebrarse la festividad de Santísima Trinidad, monseñor Alejandro Goic Karmelic, explicó que “este misterio espera de nosotros: ir, anunciar y enseñar el Evangelio”.

Monseñor, ¿Cuál es el significado de la Santísima Trinidad?

Nosotros conocemos el misterio de Dios, por medio de su hijo Jesucristo, que se hizo presente en la historia humana, naciendo en Belén y entregando su vida en Jerusalén. Cuando Él, después de la Resurrección, vuelve a Dios Padre le dice a los apóstoles: ‘Vayan por todo el mundo, anuncien el Evangelio y enseñen lo que yo les he enseñado a ustedes y bauticen en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo’. Ahí, Jesús y en todos los textos evangélicos, nos habla de Dios, su Padre,  y nos dice ‘la mía es hacer la voluntad del Padre’, y permanentemente cuando termine su paso por este mundo, enviará el Espíritu. Nosotros conocemos la revelación de Dios a través de su hijo Jesucristo. Este misterio de la Trinidad es claro en lo que espera de nosotros: ir, anunciar y enseñar. Ir, como dice el Papa Francisco, a las periferias para anunciar el amor de Dios a todos los hombres, enseñar lo que Jesús nos enseñó a nosotros para vivir el proyecto del Reino y bautizar a aquel que acoge la verdad de Jesucristo, la verdad del Evangelio como signo de pertenencia a la comunidad de la Iglesia. Es un misterio de amor, de comunión y compromiso para procurar vivir lo que Jesús nos enseñó.

 

Monseñor, ¿Cuál es el valor que una de las parroquias de nuestra diócesis ubicada en un sector vulnerable de Rancagua, lleve el nombre Santísima Trinidad?

Pienso que mi antecesor, monseñor Javier Prado Aránguiz, cuando creó esa parroquia quiso poner ese nombre, precisamente porque la Trinidad es signo de amor, de comunión, de cercanía a todos, pero especialmente a los más pobres, a los más vulnerables.  En este sector de Rancagua esta parroquia lleva ese nombre como expresión de que Dios quiere estar cerca de todas esas familia que, a veces, por condiciones sociales-económicas sufren más que otras. La preferencia de Dios en su hijo Jesucristo fue amar  de manera particular a los más sufrientes, a los más débiles de la sociedad. Jesús vino para salvar a todos, pero tuvo un amor preferente por los más vulnerables. Esa parroquia justamente tiene allí muchos hermanos que sufren la pobreza, que se encuentran presos, pero a ellos es a quien Dios ama de forma preferente y ayudarles para que vivan en el amor, en la comunión, en una mayor justicia. Aprovecho para saludar al párroco y a los fieles de esa querida parroquia que con tanto amor trabajan para anunciar el Evangelio y procurar que las personas vayan viviendo el espíritu de Jesús que vivió amando y sirviendo a todos.