La Sra. María Humilde Madrid García partió a la casa del padre el lunes 20 de septiembre. Su colaboración invaluable y desinteresada con nuestra iglesia diocesana quedará siempre en nuestra memoria.
La Sra. Humilde fue feligrés de la Parroquia San Juan Bautista de Machalí donde la recuerdan por su activa participación leyendo en las misas y también llevando el mensaje de Cristo a través de su pasión que era la radio.
Ella no sólo fue una gran colaboradora de la Iglesia y sus medios de comunicación, también participó activamente en radio Promaucaes de Machalí, a través de su programa «Esperando el Mediodía», donde cada semana entrevistaba a diferentes personas del acontecer eclesial, regional o local. En homenaje a la memoria de la Sra. Humilde, por su aporte a la comunidad a través de su labor como locutora radial y gestora cultural, la Municipalidad de Machalí decretó duelo comunal por tres días, desde el 20 hasta el 22 de septiembre.
La Sra. Humilde fue velada en la parroquia de Machalí y el miércoles 22 de septiembre a las 12 horas, fue su funeral en la misma iglesia.
Oramos por ella y su familia.
Radio Rumbos y Programa “Voces de Nuestra Iglesia” despiden a una gran colaboradora
Más o menos por el año 2005 se me invita a participar en las grabaciones del Programa “Voces de Nuestra Iglesia”, es ahí donde me toca compartir con una mujer de mirada gentil, muy educada y con una voz que, en lo particular, llamaba mucho la atención. Una voz cálida, muy bien modulada, segura y que transmitía algo a quien le escuchara. “María Humilde Madrid García es mi nombre”, se presenta en nuestro primer encuentro; “soy de Machalí y grabo este programa desde que lo hacíamos en los estudios de Radio Chilena acá en Rancagua. Poco a poco nos fuimos conociendo y dándonos cuenta que en nuestra amistad compartíamos un cariño muy especial por la radio locución. Muy orgullosa y emocionada me contaba que gran parte de su talento y arte en la locución se lo debía a que por un tiempo grabó algunas reflexiones y notas para Radio Vaticano que eran preparadas y producidas en Chile. Su director era muy exigente y le ayudó a pulir muchas cosas que ahora en el Programa del Obispado de Rancagua podía poner en práctica. Con el pasar del tiempo conocí a su familia, sus padres, hermanos y hermanas y a su hijo Daniel, cuando hablaba de este último lo hacía con un orgullo y cariño que se podía apreciar en su mirada. También de su querido Machalí y de su Parroquia San Juan Evangelista. En su mente estaba Nancagua y Cunaco que también fueron lugares importantes en su juventud.
Pero no todo era color de rosa en su vida. Su salud lamentablemente no le acompañaba mucho. No hablaba mucho del tema, sino que más bien, lo sobrellevaba de una manera admirable.
María Humilde era un libro abierto. Generaba buenas conversaciones y también buenas relaciones con las personas y lograba construir redes para ayudar a los demás, al punto incluso de entregar lo que no tenía para sí misma. Con el pasar de los años, y a pesar de solo vernos una vez a la semana, fuimos creando una amistad muy bonita, con nuestras “jefas del obispado”, como ella decía, las encargadas de comunicaciones, periodistas y quienes semana a semana creaban los guiones del programa “Voces de nuestra Iglesia”, los radio controladores con quien también se creaban lazos de complicidad laboral muy fuertes. En los últimos años con José Antonio García, quien era su coterráneo y quien gentilmente, cuando podía, la traía a grabar a los estudios de Radio Rumbos.
María Humilde también tenía fuertes lazos de amistad con algunos sacerdotes que fueron muy importantes en su vida. Dos de ellos que lamentablemente “le llevaron la delantera” como decía, el Padre Pedro Barahona (q.e.p.d.) y hace pocos años el Padre Andrés Rojas (q.e.p.d.) Sacerdotes que le ayudaron mucho a ella y su familia y de los cuales tenía y compartía hermosos recuerdos y los extrañaba con mucha nostalgia.
En los últimos años María Humilde se ganó un espacio muy especial en su comunidad de Machalí. Radio Promaucaes y las autoridades municipales le dieron la oportunidad de tener su propio espacio radial “Esperando el mediodía” con grandes temas de conversación, muy buenos invitados para hablar de la contingencia, generando un espacio abierto y pluralista, llevando a cabo pequeñas grandes campañas solidarias en ayuda directa de sus propios vecinos y por qué no decirlo de sus amigos y amigas que la sintonizaban todos los días. En lo particular una admiración especial, dado que hasta antes de la pandemia, María Humilde aprendió a poner en el aire su programa siendo la locutora y controladora de su espacio radial. De hecho, se hizo una nota para la TV abierta para destacar a esta mujer que a pesar de sus “achaques”, como ella decía, podía seguir aportando a su comunidad incansablemente.
Debo agradecer a Dios primero y luego al Obispado de Rancagua y su departamento de Comunicación Social por haberme dado la oportunidad de hacer lo que más me gusta y en compañía de una mujer extraordinaria que hacía honor a su nombre, MARÍA HUMILDE… El llegar a grabar cada miércoles por la tarde al obispado, primero en O’Carrol, alguna vez en las dependencias de la Iglesia San Francisco y luego en el nuevo edificio de Astorga 570, significaba para mí una pausa exquisita entre todos los ajetreos de mi trabajo. Fueron casi 20 años compartiendo los micrófonos del Programa “Voces de Nuestra Iglesia”, un programa hecho con mucho amor para los fieles de la Diócesis de Rancagua.
María Humilde, que el Señor reciba tu alma y te retribuya gozar de su presencia, por todo el amor de madre, de abuela, de vecina y principalmente de amiga de cientos de personas que disfrutaban escuchándote en la radio.
Un abrazo al cielo y mis oraciones por tu repentina partida.
Luis Alfonso Díaz Tapia
Segundo locutor colaborador del programa “Voces de Nuestra Iglesia”