• Como parte de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebra el 8 de mayo, les invitamos a conocer la experiencia de discernimiento de los seminaristas Javier, Luis y Sebastián.
Un llamado a orar para que Dios provea de más personas con vocación a consagrar su vida al Señor realizó el padre René Gaete, asesor diocesano de la Pastoral Vocacional de la diócesis. Al mismo tiempo el padre René invitó a quienes quieran sumarse al primer encuentro de la Pastoral Vocacional 2022, el viernes 6 de mayo, a las 20 horas, vía zoom, a que se contacten a: renegaetedj@gmail.com
Adem{ás, en esta fecha especial quisiéramos darles a conocer a conocer la experiencia de discernimiento de los seminaristas Javier, Luis y Sebastián, quienes este año 2022 ingresaron al Seminario San Pablo Apóstol de San Bernardo.
Sebastián Jesús Lobos Púa, ingresó el 26 de febrero al Seminario, después de un proceso de discernimiento que viene desde los 16 años: “El Señor fue confirmando mi vocación en muchos momentos compartidos en la parroquia, con mis amigos; y también a través del acompañamiento de la Pastoral Vocacional diocesana, y de mi párroco en aquel momento”. Él participó siempre en la Parroquia San José de Chimbarongo.
En este discernimiento también influyó la familia: “Con mi abuelo Manuel iba a misa los fines de semana, al Mes de María, él me acercó a la Iglesia, agradezco al Señor por haberse valido de él para convertirme en un miembro activo hasta el día de hoy”. Ello significó que Sebastián contó con todo el apoyo de su familia y también de sus amigos, que de cierta forma lo intuían.
Desde febrero a la fecha, Sebastián señala que “he encontrado un lugar donde el Señor realmente me hace feliz, no contento, sino feliz”, y llama a los jóvenes a que “no tengan miedo, que se abandonen en las manos de Dios, y él los sostendrá, pero necesitan arriesgarse, para entregarse a quien lo es todo, Cristo”, sentencia.
Javier Adasme Melinao, ingresó el 27 de febrero. “Desde pequeño estuve en la Parroquia Nuestra Señora de La Merced de Chimbarongo, como acólito y cuando uno está en la vida parroquial a uno le “pica el bichito” de la vocación y yo no hice caso a eso por cumplir otras metas como estudiar una carrera”, cuenta. Mientras tanto Javier continuó participando en la Iglesia a través de su parroquia y de la Pastoral Juvenil. Esa constante presencia en la iglesia hizo que al informar a su madre de su ingreso al seminario, ella respondiera: “Ya sabía”, relata Javier.
Explica que desde el ingreso al Seminario “ha sido un tiempo de adaptación, de estudio, de conocer a los hermanos y formadores del seminario y de oración intensa. Pero también un tiempo de conocerse y de escuchar a Dios para saber si es este es el camino que debo tomar, si es realmente que sea un ministro para su Iglesia porque desde el primer momento dije: estoy en las manos del Señor”.
Luis Miguel Silva Vidal, ingresó 26 de febrero al Seminario, a los 32 años. Él pertenece a la Parroquia Nuestra Señora de Las Mercedes de Doñihue y cuenta que “previo al ingreso al Seminario, vivieron un mes de prueba entre noviembre y diciembre para decidir si postular o no al Seminario”. Luis relata que pese a que él viene del mundo laboral, donde existe independencia en todos los ámbitos, decidió seguir a Dios y tener una vida interior y espiritual.
Durante mucho tiempo Luis se preguntó si su camino era seguir a Dios y relata tuvo la inquietud “cuando egresé de cuarto medio, pero lo dejé pasar, no discerní y pasó el tiempo y aunque en diferentes tiempos resurgía este cuestionamiento”. Éste tomó forma cuando se convirtió en catequista de primera comunión en la parroquia y con el acompañamiento del padre Pepe; “mi familia también influyó en la decisión, aunque no son de mucha misa, pero sí formados por los valores y fe católica, viviendo los tiempos litúrgicos importantes como Semana Santa, entre otros”, señala.
No obstante, su familia no estuvo muy de acuerdo con la decisión de su ingreso al Seminario, porque “yo nunca expresé este interés, y como saqué mi título de ingeniero en RRHH y trabajé, no esperaban esta decisión, pero igual siento el apoyo de ellos”.
“En diciembre fui aceptado y estoy feliz este tiempo que he vivido en el Seminario, me siento en paz, cercano a Dios, feliz estando con Él”.