De cara al Plebiscito de este domingo 4 de septiembre, el obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto señaló que "estamos todos invitamos a dar nuestra opinión acerca del proyecto de Constitución que se nos ha presentado. Como ciudadanos debemos cumplir e ir a dar nuestro voto y nuestra preferencia. Ha sido un largo caminar, con esperanza y también con dificultades; con diálogo y tensiones; ahora ha llegado el momento de tomar nuestra decisión".
Agregó que "para eso hemos tenido la oportunidad de formarnos e instruirnos; de prepararnos y de discernir. A eso hemos invitado los obispos durante mucho tiempo; hemos podido informarnos por la televisión, de escuchar programas de radio, de conversar en familia y de pensar de manera personal qué es lo que queremos para Chile"; dijo y aseveró que "con todos esos elementos, cada uno entrará a esa cámara secreta y en el secreto de nuestra conciencia emitiremos nuestro sufragio. En ese momento pensemos en Chile. Todos a votar, todos a manifestar lo qué queremos para Chile.
Al mismo tiempo, monseñor Guillermo Vera enfatizó que "este domingo 4 de septiembre en la tarde sabremos lo qué hemos elegido, aquello por lo que hemos optado. Ante esos resultados, los obispos de Chile hemos dicho una palabra, que como obispo de Rancagua quiero recordar: ”Queremos hacer un llamado a seguir trabajando por el bien de Chile, en primer lugar aceptando los resultados del Plebiscito, sea cual sea la opción que obtenga más votos; en segundo lugar evitar cualquier tipo de violencia y llamamos a todos a condenar cualquier expresión de la misma, que como sabemos termina por afectar a los más necesitados y desvalidos de la sociedad; en tercer lugar, Chile y cada uno de nosotros debemos continuar nuestro camino como Nación, ello exige una renovada generosidad y capacidad de diálogo por lo que llamamos a todos, especialmente a quienes actúan en la vida pública y política a ampliar la mirada y pensar en común lo que nos puede llevar a un Chile más justo, fraterno, menos desigual y con mejores oportunidades para todos sus habitantes”.
Finalmente, el obispo de Rancagua, dijo "hermanos y hermanas, la grandeza de Chile está en nuestras manos, trabajemos y sigamos trabajando para que Chile, que es de todos, sea esa gran Nación de hermanos, donde cada uno tenga el pan, el respeto a la vida, a desenvolverse y tenga la alegría de vivir".