Actualidad Diocesana

Con Eucaristía Vicaría para la Educación despide el 2022

Jueves 22 de Diciembre del 2022
Profesores de Religión participaron activamente en la misa junto a la comunidad

Con alegría y poniendo mucha fe en que el 2023 será un año para seguir entregando amor y ser comunicadores de la fe, a través de la Educación, la Vicaría para la Educación de la Diócesis de Rancagua, despidió el año 2022, con una Eucaristía en la Catedral de Rancagua, presidida por su Vicario, padre Patricio Cavour.

El padre Patricio Cavour hizo una relación entre la alegría de la liturgia del día 21 de diciembre, sobre el “Cantar de los Cantares” y la visita que realiza María Santísima a su prima Isabel, con la labor de los profesores de religión católica, quienes “tienen la habilidad de ir haciendo de su visita una buena noticia para sus alumnos”.

En la Eucaristía el padre Cavour llamó a los docentes a poner en las manos de Dios todo el trabajo realizado y también a encomendarse a lo que será el año 2023. “Es importante darnos cuenta que nosotros somos visita de Dios, que nuestro trabajo de acercar a los niños a Dios, debe generar alegría. El principal mérito del educador, especialmente del educador en la fe católica, es mostrar el rostro alegre de Dios, la alegría del encuentro con este Señor que nos habla, que nos habla al corazón y que quiere ser motivo de bendición”.

Agregó que “el trabajo del educador, es un trabajo de servicio, de esfuerzo, de visita, de crear caminos y enfrentar desafíos para llegar donde está quien necesita de nuestro trabajo, de nuestro amor”.

Finalmente, el Vicario para la Educación de la diócesis, deseó a todos los profesores de religión de la diócesis y especialmente a quienes son parte de la Vicaria, mucho amor, salud, compañía de sus seres queridos y también de sus comunidades educativas. Señaló que “este trabajo que realizan es una vocación, como servidores de la palabra, mensajeros de la buena noticia, siempre dispuestos a servir, como María Santísima; y que el 2023 sea un año lleno de bendiciones”; dijo e invitó a los profesores  a “elevar los ojos al cielo y orar por nuestra Patria, por el don de la paz y que el Señor haga de nosotros, que somos comunicadores de la fe, instrumentos dispuestos a prestar servicio de amor, de entrega, en el corazón de la Iglesia como anunciadores de la buena noticia".