En el marco de la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, se reunió en la Catedral de Rancagua, el Obispo de Rancagua, monseñor Alejandro Goic Karmelic y el vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, con periodistas y comunicadores sociales para conversar sobre el mensaje del Papa Benedicto XVI, “Silencio y Palabra: camino a la evangelización”.
El vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, expuso desde su experiencia personal, cómo el silencio y la palabra afectan nuestra comunicación diaria en nuestros diferentes entornos, haciendo clara alusión al mensaje del Papa Benedicto XVI.
En la oportunidad, los periodistas y comunicadores de la Región de O’Higgins, tras escuchar atentamente la propuesta de comunicación de la Iglesia, participaron activamente realizando una serie de consultas sobre estos conceptos. La jornada terminó con un desayuno de camaradería.
Silencio y palabra, un desafío en estos tiempos
Al finalizar la jornada el vocero de la Conferencia Episcopal, Jaime Coire, señaló que “siempre es saludable que la Iglesia nos convoque a instancia de encuentro fraterno y diálogo con los comunicadores y periodistas, muchas instituciones acostumbran tener encuentros de camaradería con motivo de las fiestas de fin de año o para agradecer por los servicios que ellos prestan, pero siempre hay una relación institucional o profesional de por medio, esto –refiriéndose a la Jornada de Comunicaciones Sociales- es plenamente gratuito para compartir este tesoro que tenemos, que es el Evangelio, y que es un regalo para todos”.
Agregó que “este es un momento para detener la rutina, tomarse un café y conversar sobre temas profundos, sobre todo este año que el Papa nos ha pedido hablar sobre el valor del silencio junto con la palabra. Entonces, enfatizó, por una parte nos pone en comunión con el pastor universal en cuanto a los temas que él nos propone para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, pero por otra, nos permite tener un diálogo más cercano, más fecundo, fuera de la rutina cotidiana de trabajo profesional con quienes desempeñan un rol tan importante como es la comunicación pública.
¿Cómo el mensaje del Papa Benedicto se extrapola al diario vivir de los periodistas, donde muchas veces se busca resaltar lo negativo por sobre lo positivo?
“Hay en este mensaje en particular un énfasis en la vinculación silencio y palabra, en ese sentido, hay también un desafío que es permanente a preguntarse por los momentos de profundidad en nuestra vida. No es necesario ser comunicador para darse cuenta que nuestra sociedad está saturada de mensajes gráficos, visuales, auditivos, en la telefonía móvil, plataformas digitales y virtuales. Estamos inmersos en un mundo donde cada palabra, cada segundo, tiene un valor y, por lo tanto, muchas veces en esa sobre abundancia se pierde de vista lo importante y lo importante, recalca Jaime Coiro, se da en la transcendencia, en lo más del propio del ser humano, que es nuestra capacidad de mirar hacia el ser humano que está a nuestro lado, mirar más allá de nuestras propias narices y trascender hacia Dios. Dios también se encuentra en esta súper carretera de la información y en la publicidad, en los medios de comunicación, pero que es valioso disfrutar del silencio”.
Recalcó que “un consejo para evaluar el día es cuando uno pone la cabeza en la almohada con serenidad plena…ese momento de quietud nos hace falta para encontrarnos con el Señor y también con nosotros mismos”.
Escuchar supone callar y acoger al otro
“El Papa nos dice que el silencio es una pieza trascendente en la escucha, pero a veces la escucha no es más que una consigna, porque escuchar significa de verdad poner plena acogida a lo que el otro tiene que decirme, escribir o manifestarme, pero como hay una sobreabundancia de información, uno tiende a escuchar a la rápida, que es no escuchar, el escuchar supone callar, que significa renuncio por un segundo a la palabra que yo podría decir ahora desde mi identidad, porque tú eres tan importante que te escucho a ti”, explicó Jaime Coiro.
En ese sentido, continuó, “si uno lo lleva al mundo de los medios de comunicación, a veces nos jactamos de que nuestros medios son interactivos porque las personas pueden enviar un post, o hablar al aire, pero si yo no estoy dispuesto a modificar mi pauta, por ejemplo, no soy interactivo de verdad, no tengo una actitud de escucha.
Manifestó que “como Iglesia también nos toca escuchar a los fieles, sobre todo a quienes han sido poco escuchados, yo creo que estamos al debe con los jóvenes y las mujeres”.