Es evidente que en nuestro país en los últimos años ha recibido una gran corriente migratoria de América Latina y de algunos países de Asia, y la actitud que corresponde es acoger con profundo cariño a estos hermanos y hermanas que para seguir una vida en paz con nosotros. Todos somos hijos de Dios y estamos llamados a ser hermanos, más allá de nuestro color de piel u origen, por lo tanto, la Iglesia quiere ser un rostro acogedor, una madre que recibe a todos sus hijos, independiente del lugar donde hayan nacido. En ese contexto, nace la Pastoral de Migrantes, que tiene fundamental dos objetivos: ser un espacio de acogida para ayudar a los migrantes a integrarse de la mejor forma posible a la vida de nuestra región, eso significa iluminarles y ayudarles con los trámites legales para una integración verdadera y que puedan obtener puestos de trabajo de acuerdo a su propia dignidad; y, en segundo lugar, para aquellos que profesan nuestra fe católica, acogerles con sus tradiciones religiosas. Por eso se ha constituido un equipo, que encabeza el padre Humberto Palma, párroco de la Parroquia San Francisco de Rancagua, e integrado por personas de la región y que han venido de estos países hermanos, para juntos preparar un proyecto pastoral. Esta Pastoral de Migrantes es un signo elocuente de la universalidad de la fe católica que tiene en su seno a hombres de toda raza y toda condición social y económica. Trabajemos pues para que haya esta integración fuerte en nuestra querida región y nuestro país.