Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua llama a comprometerse en serio en defensa de la vida

Monseñor Alejandro Goic karmelic enfatiza que llama la atención que sectores de la ciudadanía defiendan a los animales, pero no a la vida humana.

La Conferencia Episcopal ha pedido a todas las diócesis de Chile que nos unamos en oración por la vida, desde su origen natural en la fecundación hasta la muerte natural, en la ancianidad, pero al mismo tiempo un llamado para todas las otras etapas de la vida. Por eso cada diócesis, según sus propias posibilidades, ha organizado algunas actividades. En el día de hoy domingo 11 de septiembre, en nuestra diócesis celebraremos la misa por la vida, es decir, una Eucaristía especial en sus oraciones y textos bíblicos para recordar que la Gloria de Dios es que el hombre viva al nacer, pero también en todas las etapas sucesivas que el hombre tenga posibilidades de alimentarse bien, acceder a la educación, de tener una salud digna, que los salarios de las personas de trabajo sean suficientes para vivir los aspectos fundamentales de la existencia humana, que las pensiones sean suficiente para vivir esta etapa final de quienes han dado lo mejor de su existencia al servicio de la comunidad y luego una muerte digna. En estos días hemos recordado justamente a Santa Teresa de Calcuta que se preocupaba de los más pobres de la India y del mundo donde ella tenía hermanas, de que murieran con dignidad, acariciados por el amor de sus hermanas y los voluntarios que colaboraban con ella. Por lo tanto, la misa de hoy en todos los templos y capillas quiere recordarnos este valor sagrado de la vida, a la cual todos tenemos que colaborar y servir para que toda persona, especialmente en los más humildes, sea respetada, dignificada y valorada.

Por ello, la actitud de los católicos frente a este llamado de la Iglesia debería ser de compromiso real para trabajar para que toda vida sea respetada y dignificada. Cada uno de nosotros vive en un ámbito particular, según su profesión, según las tareas que cada uno tiene en la sociedad. Allí, en el diálogo con los demás y sobre todo en las acciones que realicemos, debe notarse que quienes tenemos el don de la fe, tenemos como valor supremo la existencia de cada persona, y nos comprometamos con la palabra y la acción para que la vida sea respetada. Sabemos que en el mundo de hoy hay ciertas distorsiones: muchos están planteando en nuestro país la necesidad de suspender, por ejemplo, la fiesta del rodeo por el supuesto maltrato a los animales, y me parece muy bien que haya preocupación para que a los animales no se les maltrate y que quienes organicen el rodeo consideren esta preocupación, pero llama la atención que en muchos sectores de la ciudadanía hay una preocupación por los animales, por los perros vagos en las calles, pero no existe la misma coherencia y consecuencia por lo más sagrado del poder creador de Dios, que es la vida humana. Por eso los cristianos tenemos que reivindicar el centro de la vida humana desde el momento que es engendrado y todas las etapas sucesivas hasta la muerte natural, esa es la coherencia que se les pide a los creyentes y a todas las personas de buena voluntad. Que nos comprometamos en serio a defender la vida de todo ser humano.