La bendición de viviendas y emprendimientos productivos por parte del obispo diocesano, monseñor Alejandro Goic, fue el broche de oro para un largo proceso, en el que 95 vecinos del sector de Codegua, en Chimbarongo, recuperaron la esperanza y la confianza en el futuro.
El terremoto dejó las casas de varios de ellos en el suelo y otras severamente dañadas, pero como no podían postular a recursos estatales por no tener la propiedad del terreno (se trata de sucesiones), habían perdido ya toda expectativa de poder contar con una casa digna. Cuando menos lo esperaban, llegó la Fundación Caritas y Acción Social de la Diócesis de Rancagua, con su proyecto de rehabilitación física, económica y social.
Luego de seis meses de trabajo, el pasado jueves 19 de julio se puso fin al proyecto, con una eucaristía presidida por monseñor Goic, quien también encabezó la ceremonia de certificación de cada uno de los participantes.
Comunidad tradicional y participativa
Gracias a esta iniciativa –financiada con recursos de Caritas Internacional-, no sólo se construyeron 12 viviendas y se repararon otras 20, sino que también se entregó apoyo financiero y técnico a ocho emprendimientos. Además, se impulsó la organización comunitaria y se desarrollaron talleres de primeros auxilios, cuidado del adulto mayor y talleres psicosociales. Como parte de este plan se ejecutaron también funciones de cine para 30 niños del sector y también para igual número de adultos mayores.
Un aporte fundamental, si se considera que la localidad de Codegua es el sector rural más extenso de la comuna y también el que resultó más dañado por el terremoto de 2010, con el 34 por ciento de las casas destruidas o inhabitables. Además, presenta un muy bajo índice de desarrollo humano (PNUD) y alta vulnerabilidad socio-territorial (Universidad de Chile).
Se trata de una comunidad donde perdura la familia extendida y tradicional y entre las que existen muchos lazos de parentesco es, además, una población muy religiosa, cuya ayuda fue fundamental para el desarrollo de este proyecto, ya que se contó con la colaboración del grupo de agentes pastorales de la capilla, formado por unas 30 personas, además de un grupo de jóvenes.
Los rostros de la superación
La dimensión sicológica y social de este proyecto fue también de gran relevancia para los participantes, ya que pudieron adquirir habilidades en cuanto a la convivencia, mejorar su autoestima y organizarse comunitariamente para la consecución de fines comunes.