La misión esencial de la Iglesia es el anuncio de Jesucristo y de su Evangelio, el proyecto del reino de Dios, y desde hace muchos años durante el mes de octubre, en este caso el domingo 23 de octubre, la Iglesia hace una oración especial por esta misión universal de la Iglesia, de anunciar el Evangelio. El mundo hoy tiene más de seis mil millones de seres humanos, y hay lugares de la Tierra en que todavía la persona de Jesús y el Evangelio no es conocido. Hay una carta de San Pablo que dice: ‘Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad’, por lo tanto, la misión de la Iglesia es anunciar a Jesucristo en todos los rincones de la Tierra y este domingo especial dedicado a la misiones nos quiere recordar esa tarea universal: hay que orar para que los misioneros puedan llegar a esos lugares donde Cristo nunca ha sido anunciado. Eso significa oración para que eso pueda realizarse, significa también una ofrenda que la Iglesia pide en este día en todo el mundo para colaborar con esos misioneros de lugares poco conocidos para que también a ellos llegue la luz de la verdad de Jesucristo y del Evangelio. Ese es el sentido del Domingo Universal de Misiones en que la Iglesia ora fuertemente, con fe profunda a Dios, para que esta misión llegue a todos los lugares del mundo.
La Santa Sede tiene dentro de sus organismos, por ejemplo, uno que es muy importante y que existe en nuestra diócesis, que es la Infancia misionera. Acaba de realizarse en nuestra diócesis un encuentro nacional en el estadio marista con 150 niños y jóvenes, delegados de varias diócesis de Chile, porque justamente de lo que se trata es de inculcar desde la niñez la consciencia misionera, para que ellos sean capaces con su vida, con su sencillez, de ayudar a otros niños a que conozcan, amen y sigan a Jesucristo. También este domingo se realiza una ofrenda mundial. Las colectas se dedican íntegras a esta finalidad para contribuir a la tarea de los misioneros. En algunos países de Asía, África y Oceanía se necesitan los recursos para la movilización, la alimentación, para el apoyo de las obras de los misioneros, por eso la Iglesia pide que hoy seamos mucho más generosos que los domingos normales, para que esa ofrenda unida a la de todas las capillas e iglesias católicas del mundo puedan contribuir a esa misión. Pero sobre todo lo que más pide la Iglesia es que oremos al dueño de la mies, que es Jesús, para que envíe trabajadores a su mies, para que sigan existiendo hombres y mujeres, laicos y consagrados en el sacerdocio y en la vida religiosa, que estén en disposición de ir con generosidad a estos lugares para anunciar la buena nueva de Jesús, que es para todos los seres humanos, de todas las razas y todas las condiciones sociales.