Actualidad Diocesana

Vivimos Fiesta de Santa Rosa de Lima

Viernes 01 de Septiembre del 2023
Durante todo el día 30 de agosto se celebró la Eucaristía a cargo de los diferentes sacerdotes de la diócesis. El obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto presidió la misa solemne.
Con mucha devoción, fe y entusiasmo, desde muy temprano comenzaron a llegar los peregrinos desde diferentes comunas de nuestra diócesis y regiones del país, hasta el Santuario de Santa Rosa de Lima en Pelequén, para participar en alguna de las misas que desde las 6 de la mañana y cada una hora se celebraron hasta las 19 horas del miércoles 30 de agosto.  
En esta oportunidad, después de años, la fiesta de Santa Rosa no tuvo restricciones sanitarias, lo cual permitió a los peregrinos llegar masivamente durante la jornada, pagar sus mandas y participar en las Eucaristías celebradas por los diferentes sacerdotes de la diócesis de Rancagua y también en las acciones pastorales celebrativas, entre ellas, la procesión que se realizó el miércoles a las 15:30 horas por las calles de Pelequén y un esquinazo en la explanada del templo.    
El rector del Santuario de Santa Rosa, el padre Juan Carlos Farías, destacó la devoción y alegría de los cientos de personas que llegaron, tras la inexistencia de restricciones.  
Cabe recordar que el Santuario Santa Rosa recibe a los peregrinos durante todo el año y, especialmente, durante todo el mes de agosto y primeros días de septiembre. 
 
MISA SOLEMNE
En la misa solemne de la Fiesta de Santa Rosa en Pelequén, el obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto, señaló: “Ustedes han llegado hoy hasta este Santuario movidos por su fe, gracias por cuidar su fe, porque sienten que esa fe que les transmitieron los mayores y que ustedes transmiten a los más jóvenes, a sus hijos, saben que es un tesoro que hay que cuidar. Hoy ustedes llegan a agradecer, porque cuando le pediste a tu amiga Santa Rosa que le hablara a Dios de ti te sentiste escuchado, hoy llegas con esa acción de gracias. Gracias por esa fe que han cuidado, porque se saben necesitados, sencillos que buscan la ayuda del Señor y, por sobre todo, se saben hijos e hijas de Dios. Qué bueno que hayas venido a rezar y sentido que no estás solo”.