El calendario litúrgico comienza con el primer domingo de Adviento, el 27 de noviembre, es decir, son cuatro domingos que preparan el nacimiento de Jesús en Belén. Adviento nos recuerda que Jesucristo vino en un momento de la historia humana, hace 2016 años, porque como sabemos los años se cuentan a partir de su nacimiento, al menos en el mundo occidental. Adviento también nos recuerda la venida de Cristo hoy, que se hace presente con su palabra, en sus sacramentos, en la comunidad cristiana y en el amor y el servicio a cada persona, porque en cada uno hay una imagen de Cristo. También nos recuerda el Cristo que vendrá: la fe cristiana nos señala que en su segunda venida será un tiempo definitivamente bueno para la historia humana en el reino universal que Él con su muerte y resurrección nos regaló para toda la humanidad. Por eso es un tiempo especialmente propicio para renovar nuestra fe y vida cristiana recordando estas tres venidas de Cristo: la histórica; la actual, a través de los signos que he desarrollado brevemente; y a través de su segunda venida que sólo Dios sabe cuándo será, pero que ocurrirá. Además el tiempo litúrgico contempla todos los misterios de la fe, los más centrales son en la época de Semana Santa, cuando recordamos su muerte y resurrección; el tiempo pascual que celebra al Cristo resucitado y luego todos los domingos que nos van recordando los principales hechos y acontecimientos de la vida de Jesucristo. Por lo tanto, el tiempo de Adviento es un tiempo de gozosa esperanza de fe y renovación cristiana.
Este tiempo es para renovar una vida interior más profunda, tratar de orar un poco más, leer los textos bíblicos de cada día, que se usan en las liturgias eucarísticas, porque los textos -tanto del antiguo como del nuevo testamento- nos preparan para acoger este misterio central de fe. También, en este tiempo, es bueno leer al profeta Isaías, las palabras y acciones de Juan El Bautista; y la acción silenciosa, pero fecunda de la Virgen María. Estos tres creyentes que nos antecedieron, son tres personas que en tiempo de Adviento aparecen con mucha frecuencia en los textos bíblicos, con ellos nos preparamos para acoger a Jesús que viene en el recuerdo histórico de la Navidad y en sus presencias actuales. Es un tiempo para reconocer a Cristo en los demás, especialmente entre los que más sufren. Por eso, junto con las celebraciones de Navidad, en este tiempo también se generan acciones solidarias de navidades compartidas, de acciones concretas para llevar la alegría del Cristo que ha venido para un mundo mejor, donde los pobres sean privilegiados, donde podamos realizar acciones concretas de amor y de servicios a los hermanos que más sufren, a los más necesitados.