Monseñor, ¿Por qué el Papa Francisco convoca a un Sínodo de Jóvenes?
El Papa acaba de convocar a toda la Iglesia del mundo a la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo, que es una institución creada después del Concilio Vaticano II, donde siempre se trata un tema de actualidad para buscar las mejores orientaciones de acción pastoral. El último Sínodo, que se realizó durante dos años, fue sobre la familia y ahora el Papa habla sobre los jóvenes y su relación con la fe, cómo descubrir lo que Dios quiere para ellos, en lo que él llama el discernimiento vocacional. Nos han enviado un documento de preparación para elaborar, con el aporte de todas las diócesis del mundo, el documento de trabajo, que será el instrumento para la realización del Sínodo del año 2018. El Papa en ese documento de unas 20 páginas describe la situación de los jóvenes de hoy, en un mundo que cambia rápidamente. Y la misión de la Iglesia es evangelizar a las generaciones especialmente a los niños y jóvenes. Me parece muy interesante que el Papa haya puesto como tema central de este Sínodo a los jóvenes y es lo mismo que nosotros quisiéramos desarrollar en nuestra Iglesia diocesana.
Monseñor, ¿Qué acciones realizará nuestra diócesis con motivo de este Sínodo?
Cuando realizamos el Segundo Sínodo Diocesano entre las propuestas había muchas relativas al tema de los niños y de los jóvenes y de hecho constituye una de las actuales prioridades de nuestra Iglesia. En este año 2017, junto con las otras prioridades post-sinodales, queremos acentuar de la manera más significativa posible y en todos los niveles la realidad de los jóvenes de nuestra Sexta Región. La realidad de los jóvenes del mundo rural y de los que trabajan; de los que estudian en los liceos, en los colegios, en la universidad O’Higgins, en los centros de formación técnica y profesional; luego, están los jóvenes que ya no estudian y que están con la dificultad que tampoco tienen trabajo; también nos impacta mucho que en las cárcel hay una gran cantidad de jóvenes entre 18 y 30 años, es decir, hay una realidad juvenil muy amplia, muy significativa. A través de nuestra acción pastoral, en la educación, en la familia, en las pastorales sociales quisiéramos involucrarnos más profundamente en el servicio al mundo de los jóvenes. Creo que la propuesta del Sínodo, en esta etapa preparatoria, nos va a motivar fuertemente en su momento oportuno. En marzo, cuando reiniciemos todas las actividades pastorales espero tener encuentros con las diversas pastorales que tocan de alguna manera el mundo juvenil para generar propuestas que permitan ayudarlos, acogerlos y quererlos en su realidad y también obviamente a darles lo que nosotros podemos darles que es Jesús y los valores del Evangelio, pero partiendo siempre de lo que son, de lo que sienten y de lo que piensan. Creo que lo central es el amor al mundo de los jóvenes, porque el amor es lo central en una acción pastoral, que este sea un aviso que queremos darle una prioridad fundamental al mundo de los jóvenes en los años venideros en nuestra Sexta Región.