El Nuncio Apostólico en Chile, monseñor Alberto Ortega, presidió la Misa Crismal de la Diócesis de Rancagua el viernes 22 de marzo ante una Catedral repleta de feligreses, dándose inicio en la diócesis a todos los ritos y ceremonias propias de Semana Santa.
Durante la Eucaristía, concelebrada por el Obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto, los sacerdotes presentes renovaron sus votos sacerdotales.
En la ocasión, monseñor Vera agradeció la presencia del Nuncio Apostólico y de todos los asistentes a la misa, entre ellos, presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas, seminaristas, estudiantes y agentes pastorales.
Por su parte, monseñor Ortega, señaló en su homilía, que es una ocasión para darse cuenta del gran don recibido por los sacerdotes y destacó “la audacia de Dios, que se abandona en las manos de seres humanos, que aún conociendo sus debilidades, considera a los hombres capaces de actuar y presentarse en su lugar. Esta audacia de Dios es realmente la mayor grandeza que se oculta en la palabra sacerdocio”. Eso, dijo, es lo que se recuerda en la Misa Crismal.
Invitó, además, a que la actitud que se tenga en esta Semana Santa sea la de asombro. “Debemos dejarnos sorprender y asombrar, una vez más, por el amor infinito de Dios. Dejarnos asombrar por ver a Jesús que se despoja de sí mismo y que se humilla a sí mismo hasta la muerte en la cruz, dándolo todo por nosotros”.
Finalmente, monseñor Alberto Ortega, invitó a la comunidad a cuidar a sus curas y a rezar por ellos.
Luego, movidos por el amor a Dios, los sacerdotes dieron nuevamente Sí al Señor. Así, después de que el coro cantara “no se eligieron ustedes, fui yo quien los elegí”, se procedió a este tradicional rito en que los sacerdotes renovaron las promesas realizadas el día de su consagración.
Posteriormente, se consagraron los santos óleos que se utilizan para los sacramentos del bautismo, la confirmación y la unción de los enfermos.
Al final de la eucaristía, el padre Robinson Piña, encargado de la pastoral presbiteral, se dirigió a los presentes y entregó un reconocimiento a dos sacerdotes que cumplieron 25 años de ordenación: P. Carlos Naranjo y P. Gabriel Becerra.
Por último, el obispo Guillermo Vera, pastor diocesano, recordó que el 2025 la diócesis cumplirá 100 años e invitó a los fieles a orar a la Virgen María por toda la Iglesia.