Es una hermosa ocasión para recordar aquella inolvidable visita. Por primera vez un Papa llegaba a nuestra Patria y a diferentes ciudades del país. En esa época yo me encontraba en Concepción y me tocó presidir la comisión que preparó la visita al Club Hípico, entre Talcahuano y Concepción, donde se celebró una gran eucaristía dedicada especialmente al mundo del trabajo. Pienso que la visita del Papa, en el contexto histórico que vivíamos con el gobierno militar, dejó una huella imborrable en el corazón de miles y miles de chilenos. Expresiones como: “El amor es más fuerte”, “los pobres no pueden esperar”, marcaron a la sociedad chilena de esa época. El Papa, con una gran inteligencia, logró concitar la unidad del país en ese momento profundamente dividido por la situación política y creo que fue uno de los factores determinantes para que la transición se hiciera de forma racional, porque después se logró el Acuerdo Nacional, donde el cardenal Fresno unió a los principales líderes políticos de todas las organizaciones de la época para invitarles a buscar acuerdos para la transición hacia la democracia. Finalmente, creo que en lo que más contribuyó el Papa, junto con este camino de unidad, fue el compromiso de la Iglesia para seguir anunciando a Jesucristo y el Evangelio como fuerza renovadora para la Patria. Creo que es una visita que merece ser recordada, y el cariño de todos quienes tuvimos la oportunidad de participación. Mañana lunes 3 de abril, en la Catedral al mediodía celebraré una misa para agradecer por esta visita de Dios, a través del Papa, en el año 1987.
Semana Santa como sabemos es la culminación de la fiesta principal que la fe cristiana donde se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Comenzamos con el Domingo de Ramos y culminamos con la Pascua de Resurrección. El llamado a toda la comunidad cristiana es a practicar y a participar en las diferentes celebraciones que recuerdan el hecho central de nuestra fe: el amor de un Dios que dio su vida para salvarnos y para enseñarnos que el camino para vivir el cristianismo es hacer de la vida un don para los demás como lo hizo Él con la entrega total de su vida. Para los que no tienen el don de la fe que tomen estos días como un descanso, pero que también puedan tener un momento de reflexión. Todos los que vivimos en Chile, creyentes y no creyentes, estamos llamados a dar testimonio y compromiso por la unidad de la Patria y para servir especialmente a los sectores más vulnerables de Chile, porque sin justicia social el país nunca tendrá una verdadera paz. Por eso, que sea una semana de profunda reflexión y oración para los que creemos y para los que no tienen nuestra fe, sea un tiempo de descanso para trabajar juntos, unos y otros, por el bien de Chile, especialmente este año donde habrá definiciones tan importantes.