Con la celebración de Ramos comenzamos la semana más importante del año cristiano que nos recuerda la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Sabemos que el Domingo de Ramos, Cristo es aclamado como Rey, como Señor del Universo, pero horas, días después mucha de esa multitud gritaba y pedía la muerte de Jesucristo. La condición humana es así, pasamos de entusiasmos a odios repentinos, como fue lo que pasó con Jesús. Creo que el mensaje fundamental de Domingo de Ramos es que la aclamación que hacemos de Cristo hoy, con el signo de los ramos, que decimos Viva Cristo Rey, el Señor del Universo, debe llevarnos a aclamarlo en la vida de cada día y en el reconocimiento de quienes más sufren, especialmente, porque en esos rostros se manifiesta Jesucristo. Si yo aclamo a Cristo hoy, pero lo desprecio en el prójimo, en el migrante, en la persona que tiene menos recursos que yo, en los que piensan distinto a mí, estoy rechazando a Cristo, por eso el Domingo de Ramos nos pide coherencia, amar a Cristo en la Liturgia, aclamar a Cristo en la vida de cada día, en el rostro de los prójimos que vamos encontrando cada semana.
En ese sentido, este año de elecciones para presidente, parlamentarios, consejeros regionales, es un año importante para la vida del país, necesitamos autoridades que nos rijan, pero que nos rijan en el espíritu de Jesucristo. Para los cristianos que participan activamente en política y llegan a tener un cargo, esa es una responsabilidad, una mayor exigencia de servicio, de olvidarse de sí mismo para trabajar por los demás, especialmente por los más humildes. Para los que no tienen el don de la fe, pero quieren vivir una vida verdaderamente humana, es igual, si llego a ser elegido parlamentario, consejero regional o presidente de la República, estoy para trabajar por el bien de los demás y no solamente por el bien de mi grupo o del que me llevó al poder. Hay una necesidad tremenda de un cambio del corazón. El que es elegido, es para servir y no para ser servido y hacer el bien. Los sectarismos que a veces ocurren, hay que superarlos completamente, hay que aprender del pasado reciente. Por lo tanto confió en Dios y debemos rezar los cristianos para que los que resulten elegidos sean servidores del bien común y no de sí mismos, es la plegaria que debemos hacer, junto con la participación política en el lugar que a cada uno le corresponde. Quiero desearle a toda la comunidad una Feliz Pascua de Resurrección y una semana verdaderamente Santa.