El martes 9 de este mes en el Archivo Nacional, invitado por su autor, el abogado Carlos Rivadeneira, presenté, junto a economistas, desde el punto de vista ético el libro “Aquí se fabrican pobres”, que corresponde a una tesis doctoral de este profesor realizada en Salamanca y cuyo contenido es el sistema de pensiones en Chile. Es un documento muy serio que hace un análisis muy crítico de esta realidad, que sabemos está haciendo crisis y se ha creado una tremenda conciencia en el país de que deben analizarse las actuales disposiciones de la AFP para buscar caminos más adecuados para responder con pensiones más dignas y justas para los más pobres de Chile. Sin duda, aquí hay un gran desafío. En la presentación del libro hice una reflexión desde la enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia, que quiere dignificar a cada persona y de forma especial a los más vulnerables y señalé que para ello se supone una actitud de corazón distinta, que significa ponernos en el lugar de quienes después de 30 ó 40 años de trabajo, están recibiendo pensiones de 100 o 120 mil pesos, con los cuales es imposible de vivir para los adultos mayores, que tienen además de sus necesidades normales de sobrevivencia, enfermedades y necesidades de remedios, entre otras. Creo que en un año de elecciones es importante analizar a fondo este tema que es una gran demanda social.
En la presentación del libro estaba también el dirigente máximo (del movimiento no más AFP) de esta acción comunicacional de conciencia en la población y ellos van a continuar. Me regalaron la propuesta que ellos realizan y que seguirán promoviendo entre los candidatos. Personalmente, lo que quise señalar desde la Doctrina Social de la Iglesia es que el sistema de pensiones tiene que tomar en cuenta algunos aspectos culturales, a mi juicio, negativos que existen en nuestra sociedad y que debemos transformarlos en positivo. Uno de esos temas es la preeminencia del lucro, el lucro no puede constituirse en un elemento para las pensiones. Lamentablemente, lo que está ocurriendo es que las grandes empresas que administran este sistema lucran mucho en desmedro de pensiones más dignas. En segundo lugar, destaqué que existe un exacerbado egoísmo en nuestra sociedad. El bien común no es predominante, se mira el bien común de algunos pero no el de todos y lo propio desde una concepción humana y cristiana, es mirar el bien común de todos especialmente de los más pobres. Después señalé la falta de valores éticos, cuando los valores no están presentes y sólo se busca la propia satisfacción y el propio enriquecimiento, es evidente que el egoísmo prima. Por ello, a mi juicio estas tres condiciones se deben instalar en la sociedad chilena para que en lugar del excesivo lucro se aprenda a compartir; en lugar del individualismos se aprenda a vivir y compartir en comunidad; en lugar de la ausencia de ética, exista una ética honesta; que los bienes de este mundo hay ganarlos con honestidad, con honradez, y no con subterfugios aprovechándose de los demás.