Los medios de comunicación modernos tienen un flujo en la sociedad inmensa. Hoy con las redes sociales, la internet, todo lo que significan esos medios la comunicación es tan rápida e intensa que uno llega a marearse. Por lo tanto, lo importante es que cuando nos comuniquemos, comuniquemos valores, respeto a la dignidad humana, que nuestra acción sea de comunicación para contribuir a un mundo más solidario, más humano. Eso es lo que uno anhelaría, que los medios de comunicación al transmitir lo que pasa en el mundo también tuvieran la capacidad de ver los grandes valores que hay en la sociedad y no sólo destacar lo negativo. Lamentablemente el bien no hace noticia y el mal lo hace con abundancia, pero creo que la capacidad de los comunicadores debería ser sobre todo en los medios más importantes de poder vislumbrar el bien que hay en nuestro mundo también para no crear una sensación de que todo está mal. En definitiva es una vocación maravillosa en la medida que sepan difundir también lo que nos pide el papa Francisco en su mensaje esta Jornada de Comunicaciones Sociales, para transmitir el amor, la paz, la bondad y la solidaridad.
Jesús fue un gran comunicador de la historia. Él vino a traer un mensaje sublime. El mensaje del Reino de Dios, el mensaje de que la humanidad tiene un padre y los seres humanos estamos llamados a ser hermanos. Esa buena noticia debe transmitir la Iglesia y de forma permanentemente y ser constante en decirlo y en hacerlo, porque no se trata sólo anunciar sino que de vivir aquello que anunciamos, porque una palabra que se anuncia y que se vive tiene mayor fuerza, si decimos que hay que amar al prójimo, que vean que amamos; si decimos que hay que perdonar, que se note que somos capaces de perdonar; si decimos que hay que preocuparse de los demás, especialmente de los más pobres, que se note en la acción de los creyentes y de la Iglesia, es decir, una palabra que se dice y se proclama también se debe, con la gracia de Dios, procurar vivir. Ello tiene mucho más impacto. Los tiempos actuales han denunciado la incoherencia de muchos actores sociales en diferentes campos, porque se dice una cosa y se hace otra. El Evangelio es una exigencia radical de decir y hacer lo que Jesús dijo e hizo; quiera Dios que como creyentes podamos dar este mensaje de coherencia evangélica tratando de vivir aquello que proclamamos con gozo y alegría, como es la persona de Jesús y el Evangelio.