Más de 40 sacerdotes de la Diócesis de Rancagua participaron en el retiro anual del clero, realizado entre el 10 y el 14 de marzo en la Casa de Retiros de Alvernia, en San Francisco de Mostazal. Este encuentro, dirigido por el presbítero Juan Francisco Pinilla, fue una instancia de profunda oración y reflexión, orientada a renovar el ministerio sacerdotal.
El obispo de Rancagua, Monseñor Guillermo Vera, destacó la importancia de este espacio, afirmando que es "un tiempo necesario para detenerse, escuchar la voz de Dios y regresar a las labores pastorales con el corazón renovado".
Durante el retiro, los sacerdotes vivieron jornadas de meditación, silencio y oración comunitaria, además de recibir información sobre la celebración del centenario de la diócesis y el Jubileo de la Esperanza.
El padre Cristian Giadach, párroco de la parroquia Divino Maestro de Rancagua, expresó su gratitud por la alta participación y la oportunidad de fortalecer los lazos fraternos con sus hermanos sacerdotes. “Ha sido un momento grato de oración, de compartir y de reflexionar sobre nuestra vida y ministerio. Este retiro nos permite renovar nuestras fuerzas para seguir sirviendo a la comunidad con mayor entrega”, señaló.
Asimismo, hizo un llamado a los fieles a comprender la ausencia temporal de los sacerdotes en sus parroquias durante estos días, asegurando que “ha sido por algo más grande: vivir un retiro espiritual para dar un mejor servicio a toda la comunidad”.
Este retiro anual es un pilar fundamental para la vida del clero, permitiéndoles fortalecer su vocación y compromiso pastoral, en un ambiente de encuentro con Dios y con sus hermanos en el sacerdocio.