• La actividad, en la que participaron cerca de 25 diáconos, se desarrolló en las instalaciones de Casa Alvernia de San Francisco de Mostazal.
Durante los días 4, 5 y 6 de abril se realizó el retiro anual de los diáconos permanentes y sus esposas, encuentro que se caracterizó por el recogimiento, la oración y la fraternidad. La actividad, en la que participaron cerca de 25 diáconos, se desarrolló en las instalaciones de Casa Alvernia de San Francisco de Mostazal, un espacio que propició un ambiente de paz y comunión para los asistentes.
El retiro, que forma parte de la tradición diocesana, buscó renovar el espíritu de servicio y el compromiso de los diáconos con su labor pastoral. Los participantes encontraron en estos días la oportunidad de profundizar en su fe, compartir experiencias y fortalecer los lazos familiares y comunitarios, aspectos esenciales para el ejercicio del diaconado.
El padre Felipe Pardo Fariña fue quien predicó el retiro y los motivó a vivir su ministerio con una renovada vocación y a buscar en la oración el sustento para afrontar los desafíos cotidianos. Además, fue a la jornada el padre Ernesto Castro, asesor diocesano del diaconado.
Este encuentro anual no solo sirvió como un momento de reflexión y espiritualidad, sino también como una ocasión para estrechar los lazos entre los diáconos y sus familias, reafirmando el valor del acompañamiento en el camino de la fe. Más aún en este año en que se está viviendo el Jubileo de la Esperanza y el centenario de la diócesis.
