La Misa Crismal, que históricamente se realiza en la Catedral de Rancagua, se celebró en la parroquia San Fernando Rey este viernes 11 de abril. Ante un templo completamente colmado de fieles y sacerdotes de toda la diócesis, quienes renovaron sus promesas sacerdotales, se vivió una jornada marcada por la fe y la comunión eclesial.
La celebración fue precedida por una significativa peregrinación, que partió desde la parroquia San Agustín hasta el templo San Fernando Rey. Esta procesión se enmarcó en el Jubileo de la Esperanza, una ocasión especial que permitió a los participantes ganar la indulgencia plenaria.
La eucaristía fue presidida por el obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera, quien destacó la importancia de este encuentro como signo de unidad y esperanza para la diócesis. Durante la ceremonia, se realizó la solemne bendición del Santo Crisma y de los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, elementos esenciales para la vida sacramental de la Iglesia.
La Misa Crismal, que tradicionalmente se celebra durante la Semana Santa, es una de las liturgias más significativas del año, ya que reúne al clero diocesano junto a los fieles para celebrar y renovar el compromiso del servicio sacerdotal, además de preparar los óleos que serán usados a lo largo del año en los distintos sacramentos. En esta oportunidad se adelantó, de manera que los sacerdotes puedan estar en sus parroquias para los días santos.
La gran cantidad de asistentes, entre los que destacaron estudiantes, religiosas, diáconos, agentes pastorales y autoridades, marcaron esta histórica celebración en San Fernando.