La mayor fuerza de atracción de la Iglesia son los santos, porque en ellos hay una realización profunda del proyecto del Evangelio que Jesús nos propuso con su persona y sus palabras, y como Santa Teresa de Los Andes es la primera santa chilena, causa esta gran atracción, porque ella vivió a fondo el Evangelio de Jesús. Ella fue la primera persona en nuestro país que la Iglesia, a través de sus organismos oficiales, fue declarada Santa. Por lo tanto, es un don muy grande. Muchos hemos tenido la gracia de visitar Auco, donde están sus restos mortales sepultados y ver la cantidad de miles de peregrinos que acuden a ese Santuario para venerar e implorar las bendiciones de Dios a través de la Santa. Porque se cumple esto, que los santos son la mayor fuerza de atracción de la Iglesia. Es posible, nos dice el santo, vivir el Evangelio, amar a los demás, perdonar a quien me ha ofendido, es posible tomar en serio el Evangelio de Jesús, por eso es un motor muy gran para Iglesia en Chile que ella haya sido reconocida como imitadora de Jesucristo y reconocida como Santa.
Para los que tenemos el don de la fe ella es un estímulo. Si ella pudo, con la gracia de Dios, llegar a la altura de coherencia evangélica nos está señalando que también es posible para todos nosotros, porque la santidad es una gracia que hemos de pedir a Dios, y todos de una u otra manera, los bautizados, estamos llamados a la santidad. Para aquellos que no tienen el don de la fe, también los santos son un estímulo para que según la ley natural vivan de la manera más coherente posible. Uno en la vida se encuentra con gente que no ha tenido el don de la fe, pero que procuran ser personas honestas, responsables, atentas a las necesidades de los demás, que es otra manera de pertenencia a la fe, aunque no sea explícita, porque viven pensando en los demás haciendo el bien, procurando trabajar por una sociedad mejor, esos son valores del Reino de Dios y Él los tomará en cuenta. En definitiva, Santa Teresa de Los Andes es inspiración para creyentes y no creyentes y ojalá que ese testimonio que ella vivió nos ayude a todos ser personas coherentes y vivir según los ideales del Evangelio.