La Diócesis de Rancagua vivió una Semana Santa marcada por la fe, la unidad y el testimonio del pueblo de Dios que peregrina en la región de O’Higgins. Una de las pruebas de ello fue la unión de dos parroquias de Machalí en el Vía Crucis realizado el Viernes Santo, encabezado por el obispo diocesano, Mons. Guillermo Vera Soto.
Los fieles de parroquias San Juan Bautista y Sagrada Familia de Machalí salieron de sus respectivas parroquias, pasando por las estaciones del Vía Crucis. La última estación se realizó en conjunto, frente a la imagen del Cristo de la Hacienda, la cual, a pesar del incendio que destruyó su estructura en febrero pasado, sigue siendo un símbolo de profunda devoción. Allí, gran cantidad de fieles se congregaron con recogimiento, encendiendo luces y oraciones, en un gesto que expresó la fuerza de la fe frente al dolor. “Cristo vive y nos acompaña en medio de nuestras cruces”, dijo emocionado el obispo, invitando a renovar la esperanza pascual.
En el resto de la diócesis, cada parroquia vivió el Triduo Pascual con participación de niños, jóvenes, adultos y mayores. Desde la Bendición de Ramos hasta la Vigilia Pascual, los templos se llenaron de fieles que acompañaron con devoción a Jesús en su pasión, muerte y resurrección. Fue un testimonio visible de una Iglesia viva y unida, que proclama con alegría: ¡Cristo ha resucitado!