El pasado 1 de mayo, la comunidad de Guadalao, perteneciente a la parroquia San Nicolás de Tolentino de Marchigüe, celebró con profundo fervor su fiesta patronal en honor a San José Obrero, patrono de los trabajadores y modelo de fe cotidiana. La jornada comenzó a las 11:00 horas con una procesión por todo el sector, recorriendo de extremo a extremo las casas del poblado.
“La procesión ya es parte de nuestra identidad”, explicó el padre Alejandro Fredes Marchant, administrador parroquial, quien relató que esta tradición fue iniciada hace ocho años por el fallecido padre Iván Mancilla, y hoy es esperada con cariño por toda la comunidad.
La celebración continuó con la Santa Misa, presidida por monseñor Guillermo Vera Soto, obispo de la Diócesis de Rancagua, en una eucaristía llena de signos locales, cantos y expresiones propias del campo chileno, animadas por el conjunto folclórico “Voces de Marchigüe”. “Que nuestro pastor comparta con nosotros cada año es un regalo muy valorado por la comunidad”, expresó el padre Fredes.
Uno de los momentos más esperados fue el almuerzo comunitario, que ofreció a todos los asistentes un plato tradicional de porotos con pantrucas, preparado por los mismos vecinos y ofrecido gratuitamente como gesto de acogida y comunión.
La fiesta de San José Obrero en Guadalao fue mucho más que una tradición: fue un signo de Iglesia viva, que camina unida en la fe, valorando el trabajo humilde y el servicio silencioso, tal como lo hizo San José. Autoridades, familias y fieles compartieron esta jornada con alegría y esperanza, testimoniando el corazón creyente de nuestras comunidades rurales.