El Mes de la Solidaridad, como su nombre lo indica, es un mes completo que la Iglesia invita a sus comunidades, a sus fieles y a todas las personas de buena voluntad a generar acciones profundamente solidarias. La solidaridad es una actitud permanente de la vida que debemos tener como seres humanos, mucho más como seguidores de Jesucristo, pero la Iglesia en este mes de agosto quiere tener una especial preocupación por esto. Además, como sabemos, el Supremo Gobierno desde hace algunos años ha dedicado el viernes 18 a conmemorar el Día Nacional de la Solidaridad y ese día se recuerda el paso de este mundo al reino definitivo del padre Alberto Hurtado, hoy santo, que fue símbolo de la preocupación por los demás. En el tiempo que él vivió, hizo del amor al prójimo, especialmente a los más vulnerables, la razón de su vida y fue tan fuerte esta acción que el gobierno decretó el Día de la Solidaridad el día que él partió al reino del Señor. Por eso, en memoria de San Alberto Hurtado vamos a realizar durante este mes una serie de acciones con la comunidad tendientes a tener mayor conciencia de la preocupación por los demás.
El mismo Día de la Solidaridad celebraremos en la Catedral la Eucaristía para recordar a San Alberto Hurtado, el viernes 18, a las 19:00 horas. Pero los días previos vamos a desarrollar el Té Solidario, es decir, una acción donde se comparte el Té con algo sobrio y se reúne el dinero de lo que se dejó de comprar para ayudar a los estudiantes universitarios que la Fundación Caritas apoya y también a migrantes vulnerables. Este año, el 3 de agosto, vamos a la entregar las becas a aproximadamente unos 150 estudiantes, a quienes cada año se les ayuda con una cifra determinada, fruto, precisamente, del Té Solidario. Al mismo tiempo, en las parroquias y comunidades se realizan, a través de los equipos de Pastoral Social, acciones solidarias con los adultos mayores y los niños. También como Iglesia diocesana, a través de Fundación Caritas, estamos apoyando programas del Gobierno Regional como el albergue de invierno y también la casa residencia de La Santa Cruz, que es parte de un programa para atender durante un año a personas que no tienen donde vivir y tienen un trabajo hasta que puedan encontrar un lugar propio para seguir creciendo. En definitiva, todos los programas que se están desarrollando y las acciones que vamos a realizar durante agosto quieren sensibilizar a la opinión pública de la importancia de estar preocupados por los hermanos que más sufren, de los más humildes, para que sientan que para nosotros son importantes y son hijos de Dios.