Hace muchos años la Conferencia Episcopal pidió que en el mes de agosto, haya un domingo de oración especial por los pueblos originarios como una manera concreta de poner en relieve la vida, la historia, la cultura, las tradiciones de los pueblos indígenas, especialmente del pueblo mapuche que es el más numeroso, pero también los otros pueblos autóctonos del norte de Chile y de otras partes del país. Esto me parece muy importante porque además de nuestra oración, el hecho de poner en evidencia que Chile tiene otras culturales, otras expresiones raciales que debemos acoger como parte de la vida nacional la integración de un país se hace con todos los hombres y mujeres que viven en él y que tienen una historia y una tradición. Por eso el tema indígena es de gran relevancia, en el cual sin duda nuestro país ha dado pasos significativos, pero todavía falta mucho para una verdadera integración. Me parece de gran importancia que el día 27 de agosto en todas las Eucaristías se ore por estos pueblos y se realice una reflexión acerca de este tema. Porque finalmente en clave de fe, más allá del lugar de nuestro origen de nuestra raza, para los que creemos, todos somos hijos de Dios y todos estamos llamados a ser hermanos.
Tengo entendido que fue el propio papa Francisco quien propuso tener un encuentro con el mundo de los pueblos originarios y como los más numerosos están en el sur pidió que en Temuco fuera esta Eucaristía, que será un momento muy importante durante su visita. Ahí confluirán miles de personas y el mensaje central resaltará la importancia de los pueblos originarios y su integración en la comunidad nacional. Creo que en los pocos días que el Papa va a estar en nuestro país ha tenido la lucidez para hablarnos sobre los pueblos originarios, en el sur; y de la gran cantidad de migrantes que han llegado a nuestro país, cuando esté en el norte, en Iquique. También nos hablará sobre la religiosidad popular. En definitiva, creo que el Papa en estos tres días, estando en estas ciudades, tengo la esperanza absoluta que su palabra será orientadora y que dará luces para que los cristianos y todas las personas de buena voluntad podamos seguir trabajando por la integración de los pueblos autóctonos y acogiendo con leyes adecuadas a los migrantes; y podamos valorar las expresiones de piedad popular de nuestro pueblo que ama tanto al Señor y a su Madre Santísima.