Actualidad Diocesana

San Francisco de Asís en Rancagua: Una Iglesia siempre antigua siempre nueva

Martes 08 de Enero del 2013
El padre Felipe Pardo contó su experiencia de párroco de San Francisco de Rancagua y sus planes a futuro.

Hace algunos días ocurrió el cambio de párroco en la Iglesia de San Francisco de Asís en Rancagua. Ocupa mi lugar desde el 17 de diciembre, el Padre Sergio Duque. Todo transcurrió, como de costumbre, en orden y alegría: celebramos unidos a nuestro obispo la Santa Misa, la que fue sucedida por sentidas palabras de despedida y gratos mensajes de bienvenida al nuevo pastor, junto al brindis y a la mesa que reúnen en un solo coro el adiós y la recepción. Las aves y animalitos (la “Chiruca” sin lugar a dudas) acompañaron a su ritmo circunstancias tan notables, y quisieron como buenas hermanas de San Francisco, escribir también su presencia en el diario de vida de la comunidad parroquial.

Esa tarde de diciembre fue de verdadera síntesis: de un modo u otro se percibía la larga tradición franciscana, nutrida del recuerdo y testimonio de inolvidables párrocos que marcaron con su sello propio el alma del pueblo fiel, como Francisco Antonio y José María, quienes “desde el cielo” -como dicen algunas personas- nos acompañaron y nos recordaron con sus palabras dichas en vida terrenal, que la Iglesia es una, que en ella no hay lugar a favoritismos ni apegos indebidos, que la meta es solamente Dios y el camino expedito es la libertad.

La parroquia alberga en su seno innegables fortalezas, que son el muestrario de un trabajo constante y paciente de muchísimos años: sólida catequesis; buenos grupos de oración en torno al Santísimo Sacramento del Altar expuesto para su adoración; abnegado comedor para los pobres de la calle, quienes disfrutan de una comida rica y preparada con amor por Frederic, Marcelo y las señoras; interesante trabajo del grupo de jóvenes, quienes en su mayoría no católicos, recorren las estradas de la ciudad durante todo el año, buscando a los mendigos para ofrecerles café y algunos víveres.

Queda todavía mucho por hacer. Al Padre Sergio le corresponderá continuar con la delicada obra de reconstrucción del templo. Tal como ocurrió y se dio a conocer hace algunos meses mediante Rumbos, el templo de San Francisco en Rancagua fue apuntalado temporalmente, lo que permite que se celebren allí algunas Misas y se adore el Santísimo. Sin embargo, queda mucho por hacer para su apuntalamiento definitivo, en términos de ingeniería estructural, arquitectura, diseño y pintura. Para la obtención de los debidos recursos que completarán la obra, la parroquia se encuentra dentro de las Iglesias que postulan a los fondos públicos del Ministerio de Hacienda, dineros considerables a los que indiscutiblemente en el momento oportuno, se sumarán los esfuerzos de hombres y mujeres que llevan a San Francisco en el corazón.

Mi alejamiento de la parroquia se debe a mi vocación intelectual: desde marzo del 2013 comenzaré a estudiar el doctorado en filosofía en la Pontificia Universidad Católica de Chile, que espero en Dios, sirva para complementar con mayor profundidad aún, los conocimientos que gracias a Dios ya poseo con el doctorado en teología que cursé en Roma entre 1989 y 1991. Agradezco a monseñor Alejandro Goic la oportunidad de volver a las aulas universitarias como alumno y con más clases de teología en calidad de profesor.

A los parroquianos de San Francisco que lean estas líneas les reitero mi gratitud, y a la amada Diócesis de Rancagua, que el 19 de marzo de 1978 me recibió como seminarista y el 5 de abril de 1987 me acogió en calidad de sacerdote, también le doy las gracias. Soy un hombre feliz y un sujeto sediento del Agua de la Vida, que deseo beber en los verdaderos[1] oasis del mundo.

 Padre Felipe Pardo Fariña

[1] El término “verdaderos” lo utilizo aquí bajo una acepción personal: como opuesto a “imaginarios” o “espejismos”.