Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua llama a vivir Mes de María

Monseñor Alejandro Goic Karmelic enfatizó las virtudes de la Virgen María que deberíamos imitar los creyentes y hombres de buena voluntad.

En la tradición cristiana de nuestro pueblo el Mes de María ocupa un lugar preponderante y eso porque desde sus orígenes en el cristianismo y también en nuestra patria, la Virgen María ocupa un lugar central en la actividad cristiana. Ella fue escogida por Dios para ser la madre del Redentor de  Jesucristo, y por eso en los primeros siglos los creyentes la veneraban y la invocaban como madre de todos, porque Jesús nos la dejó como tal el día en que moría en la cruz, cuando le dijo a Juan, el apóstol: ‘ahí tienes a tu madre’. Por eso en diversos lugares del mundo se erigen santuarios, en honor a la virgen con nombres propios según los lugares, pero es la misma madre de Dios que está en cuerpo y alma en el cielo, la que nunca cometió pecado, la que es madre del Redentor e intercesora por nosotros. Por eso el pueblo creyente, en el caso de Chile, en preparación a la fiesta de la Inmaculada Concepción, se reúne en templos, capillas, en casas particulares para celebrar un mes en su honor, fundamental para que a través de ella lleguemos a Jesucristo, que es el Redentor del mundo, porque lo que más anhela María es que hagamos lo que su hijo nos dice como está escrito en el Evangelio de San Juan.

 

María es madre y esposa, es una familia ejemplar, la llamada Sagrada Familia, creo que esas virtudes que adornaron la vida de María, de José y de Jesús es el llamado para todo hogar cristiano y para todo hogar, que aunque no tenga el don de la fe, quiera vivir una relación de amor, de aceptación generosa de cada persona de la familia para constituir una unidad. Sabemos que una de las grandes crisis del mundo actual es la crisis familiar. Por eso la mirada de María, de su esposo y de su hijo, nos puede ayudar a comprender que es posible vivir la comunión entre esposos e hijos, en la medida que nos amemos, que aceptemos al otro como es y que mutuamente nos ayudemos a crecer en nuestra dignidad común de personas. También la Sagrada Familia nos recuerda que todos en una familia, según sus posibilidades, contribuyen al bienestar familiar, hasta un hijo pequeño que realiza pequeñas acciones en la casa va descubriendo el valor y la honestidad del trabajo. Por eso durante un mes entero, en las casas, en las capillas, en los templos nos reunimos entorno a la Virgen, porque el hogar de la Virgen también fue un hogar abierto a las necesidades de los otros; no cumple su vocación fundamental la familia, sólo viviendo ese amor entre ellos, sino comunicándolo con los vecinos, con los cercanos, con los hermanos más necesitados. En este espíritu les deseo en el Mes de María mucha gracia y bendición para todos.