Navidad nos recuerda un hecho único de la historia. Ese niño que nació en Belén, para los creyentes es hijo de Dios, el Salvador del mundo y para los que no tienen el don de la fe y buscan ser objetivos, quizás representa lo mejor que la humanidad ha tenido en su historia. El mensaje de Jesús, es un mensaje universal de amor, de preocupación de unos para con otros. Quienes tenemos el don de la fe debemos colocar a Jesús en el centro de nuestras vidas, en la primera escala de valores. Dios, su hijo Jesucristo, que nos mostró su rostro de amor, debe ser el eje de nuestra existencia, lo que Él dijo y enseñó, está en todos los Evangelios, donde nos llama a este verdadero proyecto de vida, de amor a Dios y a los hermanos, que debe traducirse en la búsqueda de un mundo más justo, más fraterno, más solidario, donde vivíamos preocupados unos de otros. Por eso Navidad es la presencia de Dios en la historia humana y desde que Él nació en Belén hay en cada ser humano una presencia divina. Los cristianos debemos cada año recuperar el verdadero sentido de la Navidad, que es Dios con nosotros, Dios presente en nuestra historia humana.
Quiero desear a toda la comunidad regional una Navidad de Paz y de Amor y hacer un llamado a vivir con unidad el 2018 y los años que vienen. Por diferentes circunstancias nos hemos dividido, también hay dolores de la historia que no han sido sanados. Es tiempo, pues, sobre todo para los que tenemos el don de la fe, trabajar por la unidad. Dios quiere un mundo más humano, más fraterno. Un mundo donde la gente más humilde pueda ser respetada en su dignidad. Por lo tanto, todo lo que favorece la unidad debe ser preocupación de todos los creyentes y personas de buena voluntad. En ese espíritu deseo a todos una Navidad Feliz y que cada uno desde su propia visión del mundo trabaje por la Unidad.