Reseñar lo que hemos vivido en todo un año, en breves palabras no es fácil, pero sin duda que el anuncio de la visita del Papa Francisco ha sido unos de los hechos importantes de este año y que estará pronto para vivirlo en los días de enero del 15 al 18. Es la segunda vez que Chile va a recibir la visita de un Pontífice: hace 30 años, Juan Pablo II y ahora Francisco y eso ha significado de alguna manera que en cada parroquia, comunidad y movimiento se han estado preparando para este gran acontecimiento. También a nivel eclesial seguimos evangelizando, que es la tarea principal de la Iglesia, anunciar el nombre, la persona y el Evangelio de Jesús en medio de la realidad de nuestro mundo. A un nivel de tipo más material se logró la reconstrucción de varios de los templos destruidos en el terremoto de 2010. Además, pudimos reiniciar los trabajos de construcción del nuevo edificio para el Obispado que estaba detenido desde hace dos años por falta de recursos. Gracias a unos benefactores estamos ahora terminando y esperamos inaugurarlo a fines del primer semestre del 2018. En definitiva lo que cabe es dar gracias a Dios por todo lo que hemos podido hacer y pedir perdón también por nuestras limitaciones y renovar nuestros compromisos para seguir sirviendo desde la Iglesia a toda la Sexta Región.
Desafíos nuevos siempre hay. Este año va a estar marcado por la visita del Papa Francisco que, sin duda, nos dará orientaciones concretas y precisas. Además a nivel mundial se va a realizar el Sínodo de los Jóvenes, un Sínodo extraordinario, porque se trata que a nivel global de la Iglesia reflexionemos sobre la evangelización del mundo de los jóvenes en este cambio de cultura y de paradigma que vive el mundo. También queremos estar atentos a las orientaciones que van a venir de ese Sínodo para llevar a nuestros jóvenes a un encuentro más profundo con Jesucristo. A nivel de la familia queremos fortalecer todo lo que significa el proyecto divino del amor humano y también el fortalecimiento del tribunal eclesiástico para ayudar a resolver los problemas de los matrimonios que no han logrado llegar al ideal, que viven una segunda unión y que a través del tribunal ha podido resolver para que estos matrimonios se reintegren a la vida de la Iglesia. Desafíos siempre hay. También para el país, la instalación de un nuevo gobierno que puede significar un aporte para un país más unido, con reformas, pero que éstas sean valoradas y profundizadas por toda la comunidad nacional. Como siempre al iniciar un nuevo año nos deseamos lo mejor y eso es lo que yo también quiero expresar a toda la comunidad. Desearle a toda la comunidad, tanto a la Iglesia como a la sociedad de la Sexta Región, un año de bendición, de prosperidad, de respeto mutuo para seguir sirviendo a nuestros hermanos, especialmente, a los más humildes.