Actualidad Diocesana

Fieles participan en charla sobre el dolor en Santa Cruz

Jueves 21 de Marzo del 2013
Para un cristiano, el dolor y el sufrimiento cobran sentido cuando lo unen al de Jesús crucificado. Ésta fue la premisa que planteó ayer el Obispo de Rancagua, monseñor Alejandro Goic Karmelic, en la charla “El dolor desde una perspectiva cristiana: Realidad y desafío”, que ofreció ayer miércoles 20, en la Parroquia de Santa Cruz, ante más de 150 personas.

Esta actividad, organizada por la Pastoral Social Caritas de la diócesis, se realizó en el marco de la Semana de Acompañamiento al Enfermo, a la que invita la Campaña de Cuaresma y estuvo dirigida a sacerdotes, religiosas, agentes pastorales que trabajan en el cuidado y acompañamiento de enfermos y adultos mayores y la comunidad santacruzana en general, y tuvo como finalidad, contribuir a entregar un mejor servicio de la Iglesia a los enfermos. 

Durante su exposición, el Pastor diocesano planteó algunos conceptos sobre el sufrimiento humano: que el dolor no es bueno, que no es deseado ni agrada a Dios y que no todos los sufrimientos son iguales.

Aseguró, además, que el sufrimiento logra tener sentido sólo en la comunión con Cristo. “El cristiano, lo mismo que Jesús –dijo-, lucha contra el sufrimiento, no lo quiere para sí ni para los demás, pero lo acepta, cuando es inevitable o cuando para eludirlo, a de abandonar el seguimiento de Cristo. (...) Aceptar cristianamente el sufrimiento, no significa doblegarse ante el mal, sólo porque es más fuerte que nosotros, lo que hace cristiana a una persona no es su fortaleza ante el mal, sino la comunión con el crucificado”.

En la ocasión, monseñor Goic indicó que “hay sufrimientos que podemos evitar y otros que no. Tenemos que tratar de evitar los que podemos (...). Por ejemplo, cuando llega el sufrimiento de una enfermedad grave, tengo que hacer todo lo posible con la ciencia médica, para ser sanado, pero en último término, tengo que tener la capacidad de aceptarla. En esa medida podemos sufrir con paz, asumiéndolo y aceptándolo”.

Y agregó que, si no se admite la idea que nos vamos a enfermar y a morir algún día, no se puede vivir en paz “y vamos a estar permanentemente en sufrimiento, rechazando realidades que existen. Ahora, esas realidades que existen, en clave de fe, encuentran un sentido. La enfermedad para un cristiano tiene un sentido, la enfermedad tiene un sentido. Es lo que vamos a vivir en la celebración de la próxima Semana Santa, con la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, que explica el sentido del mal, del pecado, de la enfermedad, de la muerte”.