Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua habla de la visita del Papa Francisco en Chile

Monseñor Alejandro Goic Karmelic señaló que “esta fue una visita maravillosa. El Papa nos deja enseñanzas que, como Iglesia, tendremos que profundizar, poner en practicar y en los proyectos pastorales”.

Siempre había sostenido que el carisma de Pedro en el sucesor Francisco iba a ser un regalo de Dios para la Iglesia y nuestro país y siento que eso ha sido la visita del Papa Francisco a nuestra Patria.  Él tiene el don de presentar  el Evangelio de Jesús de una manera simple, sencilla, cercana e  interpretarlo para la realidad de nuestro tiempo. En las  diferentes oportunidades que tuvo de encontrarse con el pueblo de Dios eso se notó. Cuando la Iglesia se centra en Jesús y en el Evangelio que Él nos predicó es la Iglesia que Jesús mismo soñó. Por eso recojo esto como elemento fundamental.  El Papa no tiene ninguna ideología ni cosa parecida sólo trata de predicar a Jesucristo y su Evangelio de cercanía, de sencillez,  de llegada a todos, en especial de cercanía a los más pobres, acentuando ese valor evangélico de la misericordia. Por eso doy gracias a Dios, más allá de algunas cosas que hubo y que hubiéramos querido que no ocurrieran, pero lo fundamental  es que el Papa nos centró a la Iglesia y a los creyentes en el mensaje y la persona de Jesús, y para los no creyentes el mensaje es de unidad, de buscar juntos la unidad. Lo que dijo en Temuco, cuando nos llamó a todos ser artesanos de la unidad, que por muy justa que sea la causa la violencia sólo genera violencia. En síntesis una visita maravillosa. Tenemos mucho que considerar, que profundizar y que poner en práctica.  

 

En este momento destacaría el encuentro con las mujeres en la cárcel, por la autenticidad de la hermana religiosa capellana, por la sencillez de la interna que pidió perdón por sus actos y de todas sus compañeras que, sin querer, nos dieron una lección de que todos nos equivocamos en la vida y que tenemos que pedir perdón. Y la frase del Papa que me llegó muy al alma es que una cosa es la pérdida de la libertad pero otra es la pérdida de la dignidad. Los que están internos en las cárceles están privados de libertad mientras cumplan su condena, pero nunca, nunca, insistió el Papa Francisco, pierden su dignidad. Y eso me pareció extraordinario, porque es válido no sólo para la gente que está en la cárcel sino para toda la vida del país. Todo ser humano, cualquiera sea su situación o condición tiene una  dignidad sagrada, la dignidad de ser hijos de Dios, y ojalá que tengamos la capacidad de traducir eso en las leyes,  en la preocupación por los que más sufren, por los más débiles y los pobres. En síntesis, la visita del Papa nos deja enseñanzas que, como Iglesia,  tendremos que profundizar, practicar y poner en los proyectos pastorales.