La Semana Santa que hemos celebrado es la expresión suprema del amor de un Dios que, haciéndose hombre, participó de la condición humana en todo, menos en el pecado. Dios amó tanto a la humanidad que envió a su hijo divino que nació de una mujer virgen para que, a través de su vida, de sus gestos y de sus actitudes, nos mostrara el verdadero rostro de Dios. El Dios misericordioso y cercano que se hace uno con nosotros desde que ocurrieron los hechos de esta semana que estamos rememorando; su vida, su pasión, su muerte y su resurrección. Se ha sembrado una semilla de redención que más allá de las vicisitudes históricas, tiene una profunda significación. El mundo ha sido salvado por Dios y es responsabilidad de la comunidad cristiana en todas sus formas y en todos los lugares de la tierra hacer visible el rostro de Cristo siguiendo su mensaje y su Evangelio de amor, de vida, de misericordia y de solidaridad. Por eso que la llamamos Semana Santa, porque en ella el hijo de Dios fue muerto en la cruz, pero triunfó sobre la muerte con su resurrección gloriosa y a eso estamos llamados todos los seres humanos después de nuestra muerte temporal.
Este año inauguramos durante el Miércoles Santo en la Misa Crismal, el Congreso Eucarístico que se va a desarrollar este año en cada diócesis de todo el país, bajo el lema “¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar?”, frase del padre Alberto Hurtado, que el Papa Francisco resaltó en su viaje a Chile. Un cristiano y una persona, aunque no tenga el don de la fe, pero quiere vivir humanamente, está llamado a preguntarse: ¿Qué haría Cristo en mi lugar?, ¿Qué haría Cristo frente a los centenares de emigrantes que han llegado a nuestra región? Evidentemente Cristo los trataría con amor; ¿Qué haría Cristo frente a la realidad de nuestros jóvenes que sufren el flagelo de la droga y del alcohol? Buscaríamos todos los caminos posibles para sacarlos de esos dramas que destruyen sus vidas; ¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar en cada una de las realidades humanas que nos va a tocar vivir este año? Pensando lo que haría Cristo es lo que estamos llamados a hacer cada uno, de manera personal y como comunidad en las distintas responsabilidades que cada uno tiene, es decir, reproducir el querer, la palabra y la acción de Jesús. Eso es creer en el resucitado, hacerlo presente nosotros hoy a través de nuestras acciones, que se parezcan a las que Él hizo, acciones de amor, de servicio y de preocupación por todos, pero especialmente por los más sufrientes. En ese espíritu les deseo a todos una Pascua de Resurrección llena de las bendiciones del resucitado y que en ese espíritu perdure, ojalá durante todo el año y durante toda nuestra vida.