Palabras del Pastor

Obispo de Rancagua recuerda la fiesta de Cuasimodo

Monseñor Alejandro Goic Karmelic también se refirió a la Fiesta de la Divina Misericordia.

El nombre de esta fiesta toma las primeras palabras de la misa después de la Resurrección. Cuenta la tradición que en este segundo Domingo de Pascua se llevaba la comunión a los enfermos y en esa época había muchos asaltos y robos, entonces, surgió la costumbre de acompañar al sacerdote para que pueda llevar la santa comunión a quienes no pudieron participar en la Vigilia o Domingo de Pascua y esa tradición se conoce como los cuasimodo o cuasimodistas. Es una hermosa tradición, con su atuendo típico y sus caballos que hoy  se reedita en muchas partes del país, llevando la comunión a quienes están postrados en sus casas o los hospitales. Es Cristo quien llega a través de la presencia sacramental de la Eucaristía a llevar paz y esperanza a tantos enfermos que sufren del cuerpo y del alma. Es una tradición muy hermosa y que en Chile va creciendo cada vez más, sobre todo en los sectores más alejados. En nuestra región existen varios grupos de cuasimodistas que sostienen encuentros durante el año que se preparan para “correr” a Cristo, como dicen ellos, llevando la comunión a los enfermos y que esperamos perdure mucho tiempo.

 

La Liturgia también en este segundo domingo de Pascua recuerda esa dimensión que es el amor divino, que es misericordia y la capacidad de perdón. La Iglesia ha establecido este segundo domingo que nos recuerda esto que el Papa Francisco, en su magisterio ordinario, predica  constantemente: que Dios es amor, es misericordia, que está siempre dispuesto a perdonar,  siempre que encuentre corazones abiertos dispuestos a acoger ese perdón, en un mundo -a veces- endurecido por posturas irreconciliables. El cristianismo, en la persona de Cristo, nos recuerda la fragilidad de cada ser humano, todos somos vulnerables, débiles, por lo tanto la actividad de misericordia, de acogida al que se equivocó y tiene intenciones serias de cambio es una característica del cristianismo. Dios quiera que en el corazón de cada creyente y de quienes no teniendo el don de la fe, pero son personas de buena voluntad exista esta capacidad de mirar a los demás con esa actitud misericordiosa para reencontrarnos como seres humanos. Hermosa fiesta también en este segundo domingo de Pascua que recrea la Liturgia y la vida pastoral de nuestra Iglesia.