El trabajo y los proyectos no se detienen en la Parroquia San José de Requínoa -atendida por la Congregación de los Josefinos de Murialdo (desde 1949)- y ello se debe al trabajo en conjunto y comprometido que realizan los laicos y los sacerdotes. Así lo asevera el padre Eduardo León, párroco desde el 2018 de esta iglesia.
“Nosotros pasamos (los sacerdotes), lo que queda es la comunidad”, asevera el padre, destacando el empoderamiento de los laicos y agentes pastorales de esta parroquia. Señala que este “remar juntos” permitió no detener varias de las pastorales durante la pandemia.
El padre Eduardo relata que los sacramentos jamás se dejaron de entregar: bautizos, matrimonios, unción de los enfermos y liturgia de los difuntos se realizaban con aforos restringidos, pero se celebraban. Sólo primeras comuniones y confirmaciones debieron esperar y ya se retomaron: 90 niños y niñas recibieron la Primera Comunión el Domingo de la Misericordia; alrededor de 110 jóvenes confirmarán su fe el próximo 3 de junio. El padre explica que en la parroquia la preparación de estos sacramentos va desde Pentecostés a Pascua, porque “de esa forma –señala- los jóvenes y niños y niñas- pueden vivir los tiempos litúrgicos de la Iglesia”.
También se retomó las pastorales Encuentro de Madres en el Espíritu (EME) y Encuentro de Padres en el Espíritu (EPE). En el caso de la Pastoral Juvenil, ésta realizó después de dos años un encuentro de jóvenes de la zona Chile (Requínoa, Valparaíso, Santiago) de la congregación de los Josefinos, donde participaron alrededor de 80 jóvenes y que fue animada por el sacerdote José Guajardo, oriundo de Requínoa.
Como parte de este volver a la presencialidad también se celebró la fiesta patronal, el pasado 19 de marzo, de forma conjunta la parroquia y el colegio (ambos de la congregación Josefinos), donde la comunidad participó activamente en la novena, la misa patronal y posteriormente un compartir fraterno.
ACOMPAÑAMIENTO
Durante la época de pandemia algunas pastorales dejaron de funcionar, pero los agentes pastorales (120), catequistas, entre otros laicos se volvieron voluntarios de otras para potenciarlas, como fue la Pastoral Misericordia Cristi, la Pastoral de la Salud y la Pastoral de acompañamiento espiritual telefónico, todavía activas.
El padre Eduardo señala que la Pastoral de la Misericordia Cristi, en el pick de la pandemia, llegó a atender a mil 600 personas de forma integral, con mercadería, enseres para el hogar, vestuario, acceso a internet y apoyo en la postulación a los bonos, como el IFE, entre otros.
En tanto, la Pastoral de la Salud, estuvo enfocada a visitar a los enfermos, especialmente, a los postrados. Ellos eran visitados por dos voluntarias, una se encargaba del enfermo, y la otra del familiar cuidador. Éste fue un trabajo conjunto entre voluntarias, ministros de comunión y sacerdotes; también se les prestaba apoyo en la solicitud de horas médicas e incluso se les acompañaba de ser necesario. Durante la pandemia se atendieron alrededor de 120 personas, esa cifra hoy se mantiene en 50, atendidos por 14 voluntarias.
En tanto que en la Pastoral de Acompañamiento Espiritual Telefónico, con asistencia de los sacerdotes, se entrega apoyo, compañía y atención espiritual a las personas que se encuentran solas, en algunos casos con depresión, que sufren dependencia del alcohol u otras adicciones, o que se encuentran pasando un duelo, por ejemplo. En esta pastoral se trabaja de forma integrada con el Centro Santa María de Santiago y participan voluntarias de diferentes ciudades. Cuenta el padre que también se entrega acompañamiento a quienes lo requieran sin importar si son de Requínoa o no.
Otras de las instancias que ha continuado de forma permanente es el Taller de oración contemplativo “Camino al Corazón”, que se reúnen cada viernes. Ellas se juntaban de forma presencial y decidieron seguir por zoom. “Son alrededor de 15 mujeres y son una inspiración para tratar de formar otros talleres de oración, que son muy bonitos”, señala el padre Eduardo León.
LO QUE SIGUE
El padre Eduardo cuenta con orgullo que Requínoa fue sede de una de las dos asambleas diocesanas, que reunió a tres de los decanatos de la diócesis, el pasado 30 de abril. Pasado ese encuentro, comenzarán a preparar la Fiesta de Murialdo, su patrono y fundador, que se celebra el próximo 28 de mayo; luego viene las Fiestas Patrias, donde realizan -el domingo anterior a su celebración- una Misa a la Chilena; y el 26 de octubre, la celebración del Natalicio de San Leonardo Murialdo y que -según las condiciones sanitarias- se realizará un día de encuentro, donde participa la comunidad escolar y parroquial, y que culmina con la Eucaristía.
El padre Eduardo enfatiza que “en cada actividad pastoral está el desafío de integrar cada vez más a la comunidad, de potenciar la Pastoral Juvenil, lograr una catequesis más integrada, donde se incorporen más catequistas, más animadores, que la comunidad vaya creciendo y renovándose”.