Jesús nos ha dicho que la verdad nos hace libres. Este encuentro en Roma nos ayudará a caminar en esa dirección. Aunque sea doloroso. Pero será purificador y también liberador. Es lo que espera el Señor Jesús de todos nosotros. Que vivíamos en la verdad y no en la mentira.
Además mi postura siempre ha sido la de priorizar a las víctimas de abusos. Las personas abusadas requieren toda la atención de la comunidad creyente. En algunos casos han sufrido por muchísimo tiempo un drama que los ha dañado y marcado profundamente. Han sido capaces de romper el silencio y enfrentar a fondo la realidad. Merecen nuestro amor, respeto, atención y todos los apoyos necesarios para mitigar sus sufrimientos y encontrar caminos adecuados de reparación.
Vamos a Roma con profunda esperanza. En una total disponibilidad a escuchar a Francisco y aceptar con fe y obediencia filial lo que nos pida. En la serena certeza que esta visita marcará “un antes” y “un después”. Un después que nos compromete a todos, fieles y pastores, a actuar de forma proactiva, para sanar en Chile estas dolorosas heridas.
En el Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento a las Víctimas, creado el abril de 2011, por la Conferencia Episcopal de Chile y que me corresponde presidir, hemos realizado numerosas reflexiones e impulsado diversas acciones para enfrentar este drama. El camino no ha sido fácil. Pero nos asiste la esperanza que después del encuentro con Francisco en Roma comenzará una nueva etapa en la verdad, en la cercanía real y efectiva con los más sufrientes y víctimas para recomenzar todo desde Jesucristo y su Evangelio.
Nos ponemos “en estado de oración” como nos pidió el Papa.