Monseñor, las estadísticas muestran que se ha producido un aumento de los matrimonios y una disminución de los divorcios. ¿Cuál es su visión al respecto?
Considero que es una muy buena noticia, en una sociedad como la nuestra, con todos los valores y antivalores existentes, que se haya ido recuperando el sentido del amor humano y el matrimonio religioso y civil para los creyentes y civil para los no creyentes, implica una noticia muy positiva, puesto que el matrimonio es la base de la sociedad. A su vez, que hayan disminuido los divorcios también es positivo, puesto que toda ruptura trae mucho dolor, porque la intención del que se casa es realizar un proyecto de amor, no obstante, a veces las circunstancias hacen que se destruya, ojalá que esta tendencia de aumento de matrimonios y disminución de divorcios continúe, porque le hace muy bien a nuestra sociedad.
La Pastoral Familiar Diocesana cómo acoge a las personas separadas.
En este momento la Pastoral Familiar Diocesana está implementando tres áreas: una para conocer el maravilloso proyecto de Jesucristo sobre el amor humano, el ideal del amor cristiano y hacer todo el esfuerzo para evangelizar en ese sentido; el segundo, se ha reforzado la consejería familiar, que es un grupo de personas preparadas, que están ayudando a quienes sufren una crisis matrimonial para apoyarlas en la posibilidad de reconstruir su amor y su vida de pareja; y en tercer lugar, frente a quienes han tenido dificultades como las que señala mi carta, se ha creado un grupo especializado para tratar de organizar a todos los que viven esta situación y difundirles lo que dice mi carta, que siguen siendo hijos de Dios, amados por el Señor con un grado de participación concreta en la vida de la Iglesia.