Palabras del Pastor

Obispo Ramos: “Llego con una gran disponibilidad de servicio y escucha”

- El administrador Apostólico de Rancagua recalcó la importancia del rol de los laicos para construir comunidad y el pueblo de Dios.

Monseñor, ¿Cómo recibe su nombramiento como administrador apostólico de la Diócesis de Rancagua?

Lo recibo con mucha disponibilidad de servicio. He aceptado con muchas ganas de poder colaborar en esta Iglesia local y estar en comunión con el Santo Padre. Todos saben que estamos en una situación especial en la Iglesia chilena y el Papa está realizando algunos movimientos con respecto a los obispos. Desde esa perspectiva quiero ponerme en sintonía con esa voluntad para colaborar lo mejor posible para cumplir nuestra misión de poner a Cristo en el centro y poder evangelizar, especialmente en los más pobres, en los más abandonados, en aquellos que sufren situaciones especiales. El mensaje del Señor es relevante para todos los seres humanos, y especialmente para los más pobres. Desde esta perspectiva tengo gran disponibilidad para escuchar lo que el Espíritu Santo quiere para nuestra Iglesia de Rancagua y ponerme también en clave de escucha para las comunidades de la Iglesia de Rancagua

 

Monseñor, ¿Cuál es la invitación a los feligreses de nuestra diócesis?

La invitación es a que los laicos puedan asumir su rol, que es muy importante como señala el Concilio Vaticano II y lo ha subrayado el papa Francisco: “Todos los bautizados hemos sido ungidos por el Espíritu Santo de manera que todos constituimos este pueblo de Dios”. Desde esa perspectiva debe haber disponibilidad y un gran anhelo de participar y colaborar, cada uno desde su perspectiva y lo mejor posible en la construcción de hacer Iglesia.  Además, reiterar el llamado a mirar con esperanza y confianza lo que el Espíritu Santo quiere para la Iglesia de Rancagua, para nadie es desconocido que hemos tenido problemas particulares y especiales y eso más que desalentarnos deberíamos motivarnos a tomar muy en serio nuestra vocación de bautizados y de ser miembros de una gran comunidad como es la Iglesia; o comunidades más específicas, como son las parroquias, y ahí poner todo nuestro anhelo de colaborar, de dar nuestra opinión y de participar para sentirnos partícipes de esas comunidades. Todo ello nos permite caminar en conjunto. El gran llamado es a caminar en comunidad. Ser comunidad es una experiencia muy hermosa, pero se vive con otros, y en la medida que nos vamos apoyando es que la vamos construyendo.