Actualidad Diocesana

Reflexiones de un laico que participó en la II Asamblea Eclesial Nacional

Sábado 15 de Junio del 2013
Treinta representantes de la diócesis participaron en esta instancia.



Haber participado en la II Asamblea Eclesial
Nacional (II AEN) junto a otros treinta hermanos de nuestra Diócesis, significó
para mí un reafirmar mi compromiso con la comunidad convocada por Jesús para
anunciar su Reino en medio de la historia, ahí donde se vive el cotidiano, y no
fuera de ella. Nuestro Dios es uno que se hizo historia en la Encarnación de su
Hijo y desde allí nos invitó a discernir, proponer y comprometernos para ser
una Iglesia que escucha, anuncia y sirve.



 



La II AEN comenzó el día miércoles 12 de Junio y se
extendió hasta el sábado 15 del mismo mes y se desarrolló en el Santuario de
Schonstatt en Bellavista, Santiago. El objetivo de este encuentro de comunión
eclesial que reunió a delegados diocesanos de todas las Iglesias particulares
que peregrinan en Chile, fue el de realizar una experiencia de comunión por
medio del discernimiento de los signos de los tiempos, es decir, de los
acontecimientos en los que como Iglesia creemos que Dios está actuando e
interpelando al pueblo creyente, todo esto con el fin de realizar una misión
permanente que contribuya en contenidos, propuestas y líneas pastorales que
compondrán las próximas Orientaciones Pastorales de la Iglesia Chilena.



 



¿Cuál es mi impresión y mi reflexión luego de haber
participado en este hito histórico de la Iglesia Chilena? En primer lugar,
darnos cuenta de que el Espíritu de Dios está hablando a las Iglesias por medio
de acontecimientos que identificamos como Signos de los Tiempos. Dios no ha
abandonado la historia. A partir de esto, comprender que nuestra misión como
Iglesia se orienta en relación a la exigencia que el mismo Jesús nos realiza de
ser una Iglesia que sea testimonio del Evangelio, una comunidad incluyente, de
diálogo, comunitaria y celebrativa, que acompaña con gestos sencillos, que sea
servidora de la vida y que se coloca del lugar de los excluidos (minorías
sexuales, las mujeres, los jóvenes, los temporeros, los pobres, etc).



 



Personalmente lamento que dentro de la II AEN la
falta de jóvenes haya sido un punto débil. Muchas veces nos quejamos de que en
las Iglesias no hay presencia juvenil… pero ¿por qué no les incluimos en estas
asambleas? ¿es que no tenemos nada que decir? Los jóvenes están en las luchas
sociales, en los movimientos y dirigencias… ¿es que no son/somos Iglesia, hijos
de Dios y hermanos de Jesucristo? ¡BASTA DE UNA IGLESIA ADULTOCÉNTRINCA!
Jesucristo es el eterno joven.



 



La misión ha comenzado. Jesús viene caminando sobre
las aguas, pero tememos que sea un fantasma. Falta el valor de ir hacia él,
pero al escuchar su voz que nos dice: ¡ánimo! ¡no tengan miedo! ¡soy yo!, nos
ponemos en camino, aún sabiendo que la falta de fe hace que muchas veces nos
hundamos en las olas de los temores personales y de la falta de seguridades.
Jesús nos interpela, nos exige y nos provoca…. “El que tenga oídos que oiga lo
que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Apocalipsis 2,11).



JUAN PABLO ESPINOSA
ARCE, LAICO CATÓLICO, P. EL SAGRARIO, DIÓCESIS DE RANCAGUA.