Pentecostés, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Santísima Trinidad, Corpus Christi, Sagrado Corazón, Inmaculado Corazón de María, san Pedro y san Pablo. Todas fiestas entrañables para nosotros los católicos, y que celebraremos en este mes que comenzamos a vivir.
Hermanos y hermanas:
Pentecostés, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Santísima Trinidad, Corpus Christi, Sagrado Corazón, Inmaculado Corazón de María, san Pedro y san Pablo. Todas fiestas entrañables para nosotros los católicos, y que celebraremos en este mes que comenzamos a vivir.
Con todo ello, tradicionalmente, el mes de junio está dedicado a honrar de manera especial al Sagrado Corazón de Jesús. Creo que no hay casa donde no haya una imagen donde Jesús nos muestra su Corazón, ardiendo de caridad y, con su mirada llena de ternura, nos hace sentir que nos ama y que somos valiosos a sus ojos.
En el evangelio leemos que, en varias oportunidades, personas se sintieron interpeladas por la mirada del Señor, se conmovieron por ella, quiera Dios que con nosotros pase lo mismo y que la imagen del Corazón de Jesús nos mueva a cambios profundos, a decisiones serias y responsables, a compromisos más permanentes, a entregas más generosas. Jesús con su mirada nos habla. En este tiempo de pandemia y por tener que llevar mascarilla nosotros hemos aprendido a hablar con los ojos, por ello, espero que nuestras miradas, como la de Jesús, muestren ternura, misericordia y acogida.
Como Iglesia Diocesana quisiéramos que fueran los jóvenes los que de manera especial sintieran la mirada del Señor, y en ella la confianza de Jesús que los invita a ser sus colaboradores en la construcción de un mundo mejor. Espero que a través de esa mirada algunos puedan sentir de manera especial la invitación de Jesús a ser sus colaboradores como sacerdotes, para que, a través de su vida consagrada, de la celebración de los sacramentos, de la cercanía a la gente puedan hacer cercana la presencia del Señor.
A través del tiempo, muchas familias de nuestra diócesis han sido han sido bendecidas con vocaciones sacerdotales. La mayoría de nuestros sacerdotes son hijos de esta tierra y, por lo mismo, con mucha confianza queremos pedir al Señor, que Él siga moviendo corazones, disponiendo voluntades, para aceptar su llamado a un servicio tan importante y necesario.
En este momento, tenemos cinco jóvenes en el Seminario, damos gracias a Dios por ello, pero son muchas las necesidades. Cada comunidad sabe cuánto necesita de sacerdotes acompañando a las distintas realidades que deben ser pastoreadas. Por lo mismo, queremos en este mes, suplicar al Señor para que nos regale esas vocaciones que necesitamos y ojalá en nuestra diócesis no sólo pudiéramos tener los sacerdotes que necesitamos, sino que también pudiéramos colaborar con otras, aportando sacerdotes que vayan como misioneros.
Hermanos y hermanas, recemos en familia, como Iglesia, suplicando esta gracia, y si cerca nuestro surge una vocación, acompañemos, animemos, alegrémonos por ello.
Que cada grupo de oración en nuestras parroquias asuma con entusiasmo esta campaña de oración suplicante, y así como seguimos pidiendo al Señor Misericordioso, nos regale la lluvia tan necesaria para nuestros campos, nos regale también una lluvia de vocaciones sacerdotales.
¡Señor Jesús, danos sacerdotes!
¡Señor Jesús, danos muchos sacerdotes!
¡Señor Jesús, danos muchos y santos sacerdotes!
+ Guillermo Vera Soto
Obispo de Rancagua