Monseñor, ¿Cuál es el sentido de la Oración por Chile?
Hace varias décadas los obispos de Chile pidieron que, al concluir el mes de la Patria, el último domingo de septiembre, en todas las diócesis del país se rezara por la nación. Después de haber celebrado el Te Deum y haber celebrado popularmente las Fiestas Patrias, nos reuniremos todos en un momento para hacer oración por las necesidades de nuestra Patria. Esto surgió en un momento de mucha tensión y polarización en el país y se pensó y todavía creemos que la oración puede canalizar adecuadamente el encuentro entre todos los chilenos y elevar juntos una petición a Dios para que nos ayude a enfrentar nuestros problemas y tensiones y a resolverlos adecuadamente con la ayuda y gracia de Dios.
Monseñor, ¿A qué nos convoca la oración por Chile?
Nos convoca a que nos encontremos los católicos y que pongamos la mirada en nuestro país y en la realidad que nos toca vivir como nación, con sus dificultades y problemas, pero también mirar por lo que nos sentimos orgullosos y con alegría como chileno para poder orar y rezar a Dios por todas estas realidades. Tiene esta doble dimensión: por un lado, una mirada hacia nuestro país que está compuesto por todos nosotros y otra mirada hacia el Señor para elevar una oración a Él.
Monseñor, ¿Qué rol juega la Virgen del Carmen en la oración por Chile?
Nosotros, los chilenos, la identificamos como reina y madre, la que nos acoge y nos acompaña en la historia de nuestro país. Eso fue muy significativo para los padres de la Patria, cuando condujeron este proceso de Independencia, ellos encontraron en la Virgen María una figura protectora, maternal y que los acompañaba en este proceso. Desde esa perspectiva, nosotros la reconocemos como la madre que nos acompaña, nos ayuda y que nos permite encontrarnos con su hijo, Jesucristo, en todas las vicisitudes no sólo personales si no también nacionales.
Monseñor, en la Diócesis de Rancagua, ¿Cuál es la invitación?
La invitación es a encontrarnos el domingo 30 de septiembre, a las 16 horas, en la parroquia El Carmen, para hacer una procesión hasta la Catedral de Rancagua, y encontrarnos ahí en un momento para reconocer a la Virgen María, en un puesto muy importante como Virgen del Carmen, y encontrarnos nosotros en este caminar como nación que en la medida que tengamos nuestra mirada puesta en el Señor vamos a encontrar los fundamentos necesarios para ser una nación de hermanos.