Monseñor, ¿Cuál es la invitación que realiza el Papa Francisco a los jóvenes en la Exhortación Apostólica?
Después del Sínodo que hubo el año pasado acerca de los jóvenes y el discernimiento vocacional, hemos recibido esta Exhortación Apostólica llamada “Christus vivit”, que ha sido publicada el 2 de abril y en la cual el Santo Padre recoge las reflexiones realizadas en el Sínodo y además hace una síntesis personal y pone en el centro a los jóvenes. Creo que es muy importante esta Exhortación porque hace un llamado a mirar a los jóvenes no como una etapa de transición dentro del desarrollo humano, sino como personas concretas que tienen sus características muy valiosas y nos invita a tomarlos en cuenta. El Santo Padre dice que los jóvenes son el hoy de Dios en la vida de la Iglesia y cuando dice la vida de Iglesia no lo dice en el sentido de mirarse hacia dentro, sino más bien como los jóvenes hoy en día son un puente con la sociedad contemporánea, como ellos se pueden comprometer con la vida cultural, social y política, como desde su especificidad y sus características propias pueden aportar muchísimo, es un llamado, especialmente a los adultos, a tomar en cuenta a los jóvenes.
Monseñor, ¿Cuál es el llamado del Papa a la Iglesia para acoger a los jóvenes?
Creo que el Papa nos invita a mirar a los jóvenes no como una realidad futura o como un grupo de personas que hay que conducir y formar, si no que invita a la Iglesia a verlos como protagonistas, a tomarlos en cuenta, a incorporarlos y considerar el aporte que ellos pueden dar para el trabajo pastoral, para la misión. Desde esa perspectiva el Papa nos invita a hacer un cambio de eje, y a tomarlos en cuenta ahora. Y también a dejarnos interpelar por ellos, por sus preguntas, por sus inquietudes, por sus motivaciones, que a veces son distintas a los adultos, a aprender de ellos. Es un llamado bien poderoso para que los incorporemos de forma definitiva en la vida de la Iglesia.