Monseñor, ¿Cuál es el sentido profundo de Semana Santa?
Semana Santa nos permite a todos los cristianos celebrar el misterio central de nuestra fe. Por ser cristianos somos discípulos de Jesús, no somos discípulos de alguien que dio un discurso interesante, sino que también profesamos como creyentes que Él es el hijo de Dios, que se hizo hombre igual que todos nosotros, que murió y resucitó, es decir, es el misterio central nuestra fe, lo que llamamos el misterio pascual, Él pasó de la muerte a la vida y eso a nosotros nos cambia la vida. Por consiguiente, cuando celebramos Semana Santa vamos acompañando a Jesús en lo que Él vivió hace más de dos mil años, en cada uno de los momentos que concentra lo que fue su Pasión, Muerte y Resurrección. Ese es el sentido central para nosotros de celebrar Semana Santa.
Monseñor, ¿Cómo podemos participar en este tiempo litúrgico?
Semana Santa comienza con Domingo de Ramos que es el domingo anterior al Viernes Santo, al Sábado Santo y Domingo de Resurrección. En Domingo de Ramos reproducimos el momento en que Jesús entró a Jerusalén sobre un burrito y fuera aclamado como el Mesías, el Rey de Israel. Sin embargo, días después parte de ese pueblo pedía su crucifixión y ese mismo pueblo después es bendecido con su resurrección. Entonces, podemos participar acompañando a Jesús en los distintos momentos, primero en el Domingo de Ramos; el Jueves Santo, cuando se instituye la Eucaristía; después viene el Viernes Santo, día de la pasión; y el Sábado Santo acompañamos a Jesús en su sepulcro acompañando la Vigilia Pascual, donde festejamos la Resurrección de Cristo.