Monseñor, ¿Cómo se puede promover de mejor manera las vocaciones al interior de nuestra diócesis?
Este domingo 12 de mayo, es el cuarto Domingo de Pascua y se siempre se presenta el Evangelio de Jesús Buen Pastor, en la celebración de las misas, a raíz de este evangelio se ha instruido el Día de Oración por las Vocaciones para que tengamos buenos pastores, vocaciones al sacerdocio, vocaciones de personas que se puedan consagrar a acompañar y servir el Pueblo de Dios, desde el seguimiento a Jesucristo. Desde esta perspectiva, éste es un domingo propicio para que todas las comunidades podamos rezar para tener más y buenos sacerdotes. En este momento. tenemos tres seminaristas de la diócesis en el Seminario mayor de Santiago, ojalá tuviéramos más jóvenes que se interesaran por consagrar su vida a evangelizar, a anunciar el Evangelio de Jesucristo, a atender a los enfermos, a acoger a los más pobres, es una gran cantidad de dimensiones que hacen una vida muy plena el sacerdocio. Es cierto que hemos tenido en nuestra diócesis algunos casos que han dejado el ministerio porque no habían desarrollado todas estas dimensiones tan importantes en el seguimiento de Jesucristo, pero eso no obsta para que haya un gran porcentaje de sacerdotes que tienen una gran entrega y cariño al Señor y al pueblo de Dios.
Monseñor, ¿Cómo ha sido su experiencia como obispo?
En estos días estoy cumpliendo cinco años como obispo, porque fui consagrado el año 2014. Han sido años muy intensos, tanto como obispo auxiliar en la Arquidiócesis de Santiago, que es una diócesis muy grande, muy vasta y muy variada con respecto a sus comunidades; y desde junio del año pasado estoy sirviendo como administrador apostólico en la Diócesis de Rancagua, donde primero he tenido que conocer esta gran diócesis, con toda su riqueza, su historia y la gran cantidad de personas que participan en ella. También hemos tenido que enfrentar situaciones complejas que de a poco hemos ido solucionando. Estos cinco años han sido muy bonitos porque en el fondo significa configurar y acercarse a la misión que tenían los primeros apóstoles, y por otra parte, muy desafiante por las situaciones que hemos debido enfrentar.
Monseñor, ¿Cuál es su mensaje para los jóvenes que están sintiendo esta vocación?
Les diría que se dejen llevar por lo que sienten en las motivaciones más profundas de su corazón, ahí es donde habla Dios. Una vocación al sacerdocio es una respuesta al llamado del Señor, y tenemos solamente esta vida, entonces, hay que invertirla en cosas que valgan la pena. Si uno realmente está sintiendo que el Señor lo llama a dejarlo todo para seguirlo a Él hágalo con confianza porque va ser una experiencia muy hermosa.