Monseñor, ¿Qué significado tiene Pentecostés?
Este domingo 9 de junio, celebramos en la Iglesia Universal la fiesta de Pentecostés. Ésta tiene varios significados muy importantes: Primero, concluimos el Tiempo Pascual que se inició hace 50 días con la Fiesta de Pascua de Resurrección. En segundo lugar, Pentecostés nos recuerda la fiesta litúrgica que los judíos celebraban en Jerusalén y donde los apóstoles, atemorizados por no saber cómo enfrentar este momento que estaban viviendo, tuvieron la gracia de recibir el don del Espíritu Santo. Desde ese momento, se presenta la tercera dimensión de Pentecostés: la Iglesia inicial que estaba formada por pocas personas, comienza una actividad misionera que permite en pocos años extender el cristianismo, llegando incluso a la ciudad de Roma, lo que fue un impulso muy fuerte para los cristianos. Ese es el valor y la relevancia de celebrar el Pentecostés, que es el don del Espíritu de Dios que baja a todo el pueblo de Dios.
Monseñor, en estos momentos de crisis de la Iglesia, ¿Cómo Pentecostés se hace presente?
Esta fiesta es un referente claro que nos permite enfrentar las situaciones que hemos vivido. Estamos en un periodo de discernimiento de ver cuáles son los aspectos que debemos mejorar en la vida de la Iglesia, pero no lo queremos hacer desde una mirada humana, sociológica o gerencial, sino desde la mirada del Señor. Entonces, conscientes de que el Espíritu Santo permanece en la vida de cada cristiano es que queremos entrar en sintonía con él para ver qué cosas debemos mejorar, reafirmar, y que nos permite mirar hacia el futuro. Pentecostés es la certeza, para nosotros los cristianos, que el pueblo de Dios goza del Espíritu Santo y del Espíritu de Dios. Esta fiesta es un impulso para renovar nuestra fe profundamente.
Monseñor, ¿Cómo los católicos pueden vivir Pentecostés y ayudar a la Iglesia en este proceso de discernimiento?
Pentecostés lo vivimos este domingo en la Eucaristía habitual, en algunas partes se hace una vigilia o momentos de oración y reflexión para sentir la presencia del Espíritu Santo. Ahora, más ampliamente estamos viviendo este momento de discernimiento y esa sí como en la jornada que tuvimos el miércoles pasado en Pelequén con los sacerdotes y los religiosas, consagrados, entramos ya más profundamente en cómo hacer el discernimiento sobre aquellas cosas que hay que mejorar y queremos que esto también se viva en las parroquias para que todos los laicos que quieran participar puedan hacerlo.
Así mismo, este domingo invitamos a todos a participar en las Eucaristías, para abrir el corazón a la presencia del Espíritu Santo, porque cuando desciende en cada uno de las personas que participan en la Santa Misa su vida se siente profundamente renovada y también en las comunidades a las cuales asisten. Los invitamos a que puedan participar con espíritu gozoso en esta fiesta tan importante para todos nosotros.