Monseñor, en la Diócesis de Rancagua el Instituto Padre Iván Caviedes organiza todos los años la Escuela de Invierno, ¿Cuál es la importancia de esta actividad formativa?
Es muy importante para todo ser humano estar siempre formándose, poder adquirir nuevos conocimientos, nuevas habilidades y destrezas que pueden ser de tipo laboral, recreativos o sobre aquellos aspectos importantes para enfrentar la vida en sí misma. En ese sentido, los agentes pastorales, quienes a través de su voluntariado y cooperación permiten que la Iglesia vaya desarrollando su tarea de evangelización, también necesitan ir formándose. Por eso el Instituto Padre Iván Caviedes ha organizado para esta semana la Escuela de Invierno 2019. Ésta comienza el lunes 8 hasta el miércoles 10 de julio con una serie de sesiones de formación que giran en torno al tema del discernimiento.
Monseñor, usted va a exponer en la Escuela de Invierno, ¿Cuál va a ser la temática y cuáles son sus ejes principales?
Efectivamente, el miércoles 10 de julio voy a exponer a las 18 horas sobre el “Discernimiento en la Iglesia desde una mirada bíblica”, es decir, vamos a abordar diferentes experiencias e historias que aparecen en la Biblia y que nos iluminan a los creyentes. La Biblia es un libro muy interesante que fue escrito en un lapso bastante amplio de años, por consiguiente, logra reunir en sus páginas una gran cantidad de experiencias y vivencias que tienen ver con la relación del ser humano con Dios y que nos ilumina a nosotros. Desde la fe sabemos que la Biblia es un libro iluminado por el Espíritu Santo y que nos permita a nosotros entrar en conexión con la voluntad de Dios. Por eso, me parece muy importante analizar desde la misma Biblia como se da esta experiencia de discernimiento, porque también nos ayuda en el proceso que estamos viviendo en la Diócesis.
Monseñor, ¿Por qué es importante, sobre todo este año, el discernimiento?
A raíz de lo que hemos vivido como Iglesia el año pasado y también de las cartas del Santo Padre, donde nos invitó a que entráramos en una fase en la cual pudiéramos analizar cómo poner a Cristo siempre al centro de nuestra vida eclesial. Desde la Conferencia Episcopal y en todas las diócesis, estamos invitando que entremos a una fase de discernimiento: qué podemos mejorar, qué podemos incorporar a nuestra vida eclesial, espiritual y lo decimos en clave del discernimiento. El discernimiento es cómo poder comprender y clarificar la voluntad de Dios en el aquí y el ahora, tanto personal como comunitario. Por eso el discernimiento es una expresión de la vida adulta cristiana que se entusiasma por tratar de descubrir qué es lo que tenemos que hacer y cómo hacerlo en el aquí y ahora.