Monseñor, ¿Por qué el Papa Francisco convoca a un Mes Extraordinario de Misiones?
El Santo Padre invita a todas las comunidades eclesiales de todo el mundo para que el próximo mes de octubre sea un mes dedicado a las misiones, que son parte esencial de la vida de la Iglesia. Si leemos, por ejemplo, los Hechos de los Apóstoles, cuando comienzan las primeras comunidades cristianas, que se crean posteriores a Cristo, nos damos cuenta que rápidamente cumplen una función misionera, es decir, la de anunciar a otros la experiencia de Cristo Resucitado. Esta experiencia de anunciar es un hecho constitutivo de ser Iglesia, que no es solamente hacer catequesis o formar a los que ya son creyentes, tener vida comunitaria o ayudar a quienes más lo necesitan y hacer caridad, la Iglesia también es anunciar a otros su propia vivencia de Cristo Resucitado y cómo eso a uno le transforma la vida, es compartir con otros esa realidad. Por eso el Papa nos invita a que podamos concentrarnos durante el mes de octubre a través de diferentes acciones a retomar una parte esencial de la vida de la Iglesia.
Monseñor, ¿Cómo ayudan las misiones a la Iglesia?
La Iglesia hace misiones para estar más vinculada a la esencia de lo que ella misma es y obedecer al mandato de Jesucristo de ir y anunciar a todos su Reino. En este tiempo actual que nos toca vivir, el concepto de misión ha mutado, ya no es solamente ir a lugares que no han sido evangelizados o que conocen poco la vida cristiana, también es una actitud permanente en los lugares donde vivimos y trabajamos de poder anunciar a todos la vivencia de ser cristianos. La sociedad chilena ha cambiado mucho, antes era una sociedad culturalmente cristiana, ahora estamos en una sociedad pluricultural, plurireligiosa, y día a día debemos tener una actitud misionera.
Monseñor, ¿Cuáles son los lineamientos generales que ha dado el Papa Francisco para vivir este Mes de Misiones?
Primero saber escuchar. Es un elemento que el Papa repite enormemente. La misión no es proselitismo, sino primero saber escuchar. En segundo lugar, tener una actitud de salida, no encerrarse en nuestras comunidades, sino de acercarse a aquellas personas que pueden estar cerca de nosotros, pero con las cuales no tenemos contacto. Tercer lugar, tener capacidad para comprender y observar las necesidades de las personas y, en la medida de nuestras posibilidades, también ponernos al servicio de ellos.
Monseñor, los sacerdotes de nuestra diócesis ya tuvieron una primera aproximación a lo que va a ser este Mes de Misiones, ¿Cómo se desarrolló esta jornada?
El primer miércoles de este mes de julio tuvimos un encuentro con el padre Luis Nahuelanca, que dirige la Comisión Nacional de Misiones y de Obras Pontificias. Él vino a motivar sobre este Mes de Misiones para que podamos internalizar esta perspectiva misionera que debe estar siempre presente. Se transmitió la intención del Santo Padre para este mes, las orientaciones y cómo cada comunidad eclesial se puede aterrizar en la vida de ellas.